Los Pecados que Pagan las Bes...

By nofarahway

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En un mundo de bestias, aprendes a ser el cazador o te convertirán en la presa. ✔️Hermosa portada por @TheSph... More

LOS PECADOS QUE PAGAN LAS BESTIAS.
❴♚❵ Parte I.
01. La Ambrosía de la Bruja.
02. El Regreso del Lobo.
03. El Arte de la Guerra.
04. El Silencio en la Noche.
05. El Baile de los Titiriteros.
06. Las Sombras del Fuego.
07. Los Aliados en la Oscuridad.
08. La Doncella de Blanco.
10. El Retrato del Horror.
11. La Luz en las Sombras.
12. El Secreto de las Bestias.
13. La Bruja del Bosque.
14. Las Dos Caras de un Cuervo.
15. El Deseo de un Lobo.
16. Sinfonía de Guerra.
17. La Claridad de la Lejanía.
18. El Deber de los Ancestros.
19. Domar a un Lobo.
20. Al Acecho del Lobo.
21. Luna de Sangre.
22. La Hermandad entre las Bestias.
23. Las Bestias Mueren Solas.
24. El precio de la paz.
25. Lealtad kanverina.
26. Presagio de victoria.
27. Prado blanco.
28. Vástagos de hielo.
29. Perfume de lilas.
30. El canto de los cisnes.
Interludio.
31. La pianista valtense sin historia.
32. La rebelión de la serpiente.
33. El duelo de los espíritus.
34. Susurros suplicantes en noches oscuras.
35. Almas en pena.
36. La devoción del demonio.

09. Sangre en el Vino.

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By nofarahway

Sangre en el Vino.

Capítulo dedicado a Luisannymor
Muchas gracias por leer,
bella♥️

CIRO

Si había algo que podía rescatar de Valtaria, era su habilidad innata para repelerse de los desastres, días después del atentado, su pueblo ya parecía volver a su introspección habitual.

Debía ser claro que en un clima tan frío, serían prósperos a surgir los más alcohólicos y melancólicos artistas.

──Dame buenas noticias, Agar.

──El rojo del traje resalta muy bien el gris de tus ojos.

──Agar.

Ella me dedicó una mirada de aburrimiento mortal, acentuada por el verde salvaje en sus ojos.

──El niño Sinester está escondido en un castillo no muy lejos de aquí, en la Cruz Alta ──apuntó──. Pero Raelar no aceptará un intercambio, no sin desposar a la señorita Vaetro.

──¿Ya lo llamas Raelar?

──Nuestro excelentísimo Primer Comandante no aceptará...

──Ya, ya ──le corté──. Con suerte él ya le estará dando las buenas noticias.

Los contemplé bailar en medio de la pista, ella con la gracia propia de su tierra, demasiado habladora para mi conveniencia.

──Ese matrimonio es peligroso ──Agar puso mis preocupaciones en voz alta.

──Supongo que podría serlo para la relación que mantiene con su hechicera de ojos cautivadores.

Agar no pareció de ánimos para burlas.

──Ella tiene sangre Sinester ──Tuvo la prudencia de convertir su tono en un susurro.

Me incliné lo suficiente como para convertir lo siguiente en un secreto.

──Supongo que no serían los primeros nobles en practicar la endogamia.

Alsara Bélare Sinester había huido con solo quince años, desapareciendo del legado de su familia doscientos años atrás, algunos decían que lo había hecho por amor, otros menos románticos lo señalaban como una búsqueda para huir de la maldición de su familia.

Al parecer no había funcionado, porque aun así alcanzó a los Vaetro.

──Debes traer a Killian, él… desde que se fue hay muchas cosas que no puedo ver ──Al mirarme, sus ojos verdes brillaron debajo de las velas, llenos de preocupación──. Está bloqueando ciertos caminos adrede.

Ella no le llamaba visiones, sino caminos, las veía cual posibilidades que se abrían frente a ella.

──Nunca debieron haberte juntado con él, los Sinester son demonios por naturaleza.

Agar asintió, por un momento creí que diría algo más, pero permaneció atenta a mis siguientes palabras, me pregunté si su recuerdo de la fatídica noche había vuelto a arrasarla, de vuelta a las imágenes del ataque.

──Moi saerev.

Di un carraspeo antes de volver mi atención al criado, esperando no hubiera escuchado nada de provecho, un asentimiento fue pie suficiente para seguir.

──Madame Venar lo espera en la sala de música.

El hombre nos condujo hasta una habitación en el corazón del teatro, techos bajos y un hogar iluminando las sillas ornamentales alrededor de la mesa redonda.

Tomé asiento frente a madame Petra Venar, ella realizó un ademán hacia la copa que decliné.
Agar permaneció de pie junto a mí, Raelar Sinester ocupando otro de los asientos a mi izquierda.

Dos soldados con el emblema de una rosa atravesada por una daga se afirmaban a cada lado de la mujer.

Era una señora de actitud y apariencia altiva, más de sesenta años en su haber, con pelo cenizo y piel tostada muy poco común entre la comunidad pálida de Valtaria.

Llevaba un vestido de botones cerrado hasta el cuello y un peinado en alto que dejaba su cuello al descubierto, si pasabas por alto su mirada conspiradora, no era diferente a cualquier mujer noble de la Corte valtense.

──Moi saerev, es un placer tenerlo nuevamente en el teatro ──dijo pero no se molestó en demostrarlo con una reverencia──. Lamento lo acontecido la primera vez de su visita.

──Fue una noche difícil para todos.

Pero dirigí mi mirada a la jovencita que se mantenía recta en una esquina, sus ojos guardandome un desdén que ya me era habitual.

Tenía el cabello y ojos de un color castaño, pero lo llamativo estaba en lo vacío de su mirada, perdida en una infinita nostalgia, quizás se debía haber acentuado con la desaparición de su hijo.

──Su gran majestad, entiendo que está al tanto de la desaparición del joven Lysander.

Raelar Sinester ni siquiera se inmutó en su asiento.

──Un hecho lamentable ──asentí.

──Sabe usted, moi saerev, que es de gran urgencia encontrar al heredero ──prosiguió con una autoridad excelsa──. En este momento la seguridad, no solo de Valtaria sino de todo Escar depende del destino del heredero Sinester.

Me recliné en mi asiento, cruzando una pierna hasta colocar un tobillo sobre la rodilla contraria.

──¿Cómo podría eso ser cuestión del Imperio?

La sonrisa que se dibujó en la mujer fue tan cínica como déspota.

──Creo que nos conocemos las caras, moi saerev ──acentuó el título en su voz ancestral──. Esta caza de brujas ya ha durado suficiente tiempo, no espera usted que crea que una de mis rosas criaría a uno de sus hijos en la ignorancia.

Madame Petra Venar, había creado una red de espionaje que recorría cada rincón del Imperio, un refugio no solo para los artistas, sino para las mujeres que poco camino encontraban fuera de servir en las Casas de las Rosas.

──Entiendo entonces que la Logia Oscura no es la única que maneja estos lugares ──señalé.

──No esperaría tanta candidez de mi capitán.

Asentí, peinando una de mis cejas como si eso me diera tiempo para algo.

──Sus objetivos parecen claros, sin embargo los suyos.

La mujer sonrió con una hipocresía casi maternal.

──Los hombres siempre han presentado cierta dificultad para entender a las mujeres, ¿no es así?

──Si pudiera mantener sus peticiones claras, y sensatas, me gustaría complacerlas.

Madame Venar me dedicó una sonrisa contenida en ira.

──Lysander Sinester es el único soberano que será reconocido por Valtaria.

Lo supuse.

──Mmm, ya veo, sobran tantos reyes que comienza a ser un problema...

──Moi desam ──La joven pareció más pálida cuando sus mejillas se encendieron, la madame fue prudente en sostenerla antes de que se avanzara sobre mí──. Es mi hijo del que hablan, y un niño de diez años, donde sea que esté no entiende por qué lo tienen encerrado y lejos de su madre. ──Me recliné ante la emoción en sus ojos──. Por favor. ──Luego dirigió su mirada cristalizada hacia Raelar Sinester──. Es tu hermano, tu sangre, ¿no le tienes compasión?

──Estamos en la tarea de buscarlo, mi señora ──Raelar no se movió un ápice lejos de su indiferencia.

──Mantenga la calma ──intercedí.

Aella Verman no cedió ante la impotencia que destrozaba su entereza, sus labios temblaban mientras parecía buscar las palabras entre el caos de su angustia.

──¿Qué haría usted si fuera su hijo el que fuera arrancado de su hogar?

Tragué con fuerza, intentando recomponer mis palabras antes de responder con un asentimiento, ignoré la puntada en mi pecho.

──No tengo la dicha de ser padre, me temo.

──Y mi hijo pagará las consecuencias de su falta de empatía.

Madame Petra volvió a tirar del brazo de su protegida, esa vez le indicó también a un guardia que se la llevara.

Aella Verman no ocultó su conmoción mientras levantaba las faldas de su vestido, lo suficiente como para darse apremio.

──Supongo que cada uno deberá buscar una solución por su cuenta ──terminé la reunión.

Madame Petra no se vió sorprendida por el resultado de nuestro encuentro, se puso de pie, con el mismo porte regio que había mostrado al entrar.

──Ha sido bueno conocerlo, moi saerev, la próxima vez también me gustaría que trajera consigo a la señorita Vaetro ──advirtió──. Si es que vuelve a tener la dicha de verla.

Realizó un ademán en señalamiento a sus guardias, y todos abandonaron la habitación.

No necesité mirar en su dirección para confirmar que el portazo a mi derecha fue de Agar.

Raelar me intercambió una mirada rápida, la amenaza de un nuevo enemigo, fue el último incentivo para convertirnos en aliados.

Mis soldados permanecieron firmes, esperando una orden, pero les señalé que se mantuvieran en posición.

Decidí ir en busca de Agar, cortando el paso de Sinester y lo que sea que planeaba con ella, ¿tenía que ver con el hecho de que ella fuera de las pocas veladoras del alma que quedaran?

Él fue prudente en dar un paso hacia atrás.

A ella la encontré en uno de los pasillos que ladeaban la pequeña habitación, y fue un momento, cuando el estrecho corredor se volvió más oscuro, serpientes de humo subiendo hasta cargar el ambiente, el aire sumido en un silencio desbordante, al final del pasillo, Agar tenía sus ojos cubiertos por un velo lechoso.

Me dirigí con prudencia hacia ella.

Con cada paso que daba, mi entorno se difuminaba más y más, hasta esfumarse para dar paso a un nuevo escenario, el frío que me azotó la piel trajo consigo un viento marítimo que no podía ser de Valtaria.

Agar había desaparecido, en su lugar, observé la figura de un hombre despedazado, contuve la respiración cuando observé la forma en que su mandíbula se abría cortando parte de sus mejillas, un hueco vacío donde tendría que estar su lengua.

La sangre inundó cada uno de mis sentidos, y me detuve.

──No sabía que los Cuervos volaran tan lejos.

No pude alejar mi vista del cuerpo descuartizado frente a mí, pero me obligué a hacerlo cuando Killian Vaetro caminó hasta salir de las sombras.

Alcé mi mentón para observarlo con mayor claridad.

──Ya has decidido seguir a tu naturaleza, demonio.

Él sonrió de la forma tétrica que confirmaba mis palabras, no me inmuté cuando las sombras rozaron mis hombros, se enredaron a mis pies.

Nada de esto era real.

──Solo vine a traerte una muestra ──señaló el cuerpo el final del callejón──. De lo que le pasa a los traidores.

Decidí no pensar en el alcance de su poder, como para haber llegado a esa conversación.

──Ellas no son sirvientes ──señalé con un ademán a las sombras que permitía enredarse detrás de él──. Son sicarios, Vaetro, y van a exigir el pago por cada servicio.

Me pregunté qué había hecho ese hombre para que Killian les permitiera liberar parte de su sed contra él.

──Entonces tenga por sentado que haré valer cada uno de ellos ──Su cinismo no tenía nada que ver con el del enemigo que conocía──. Si no entregas a Keira, serás el siguiente.

──Si sigues permitiendo que esas cosas hagan su voluntad, me temo que tú serás el siguiente.

El barón continuó con la vista perdida en el suelo, las sombras chillaron cuando su imagen se volvió menos nítida.

──Incluso si me cuesta el último resquicio de voluntad, perecerás, Cuervo.

──Los demonios no tienen la consciencia suficiente como para cumplir una promesa.

Sonrió, sus ojos amarillos desapareciendo tras un brillo felino.

──Lo veremos.

El paisaje se esfumó frente a mí, fregué mis dedos como si pudiera disiparlo como niebla, y de repente volvía a estar ahí, en el pasillo del Cierna Ruza en Valtaria, a leguas de distancia.

Puse mi atención en la joven tendida sobre el suelo, Agar tenía una apariencia amarillenta, sus párpados cerrados cuando me acerqué a levantarla, con paciencia, la cargué para evitar que nadie pudiera verla en ese estado,  pero ella se removió en mis brazos, su respiración muy baja cuando volvió a hablar.

Un escalofrío recorrió mi columna, como si ese demonio pudiera usarla como conexión una vez más para acabarnos.

──El kavatzer ──susurró.

Su respiración era tan leve que solo podía notarla por la forma exagerada de su corset, el leve aire que escapaba de sus labios, observé sus ojos entreabiertos, como si tuviera cuidado de despertarla de un sueño.

──¿En dónde estás, Agar?

El ruido de los pasos me avisó que Sinester había decidido acercarse.

──Él ha despertado.

Dos capítulos en un día🔥

Espero que les haya gustado, la trama de Valtaria es de mis favoritas y los Sinester son una familia con muchísimo juego.

Muchos me estuvieron preguntando sobre las actualizaciones, y la verdad es que no tengo fechas ni días, aunque intento no tardar mucho entre capítulos,
o al menos compensar cuando lo hago.
Como hoy que subí dos capítulos.

Si tienen dudas pueden ir comentando y siempre que no sean spoilers muy grandes las voy a ir respondiendo en comentarios.
💞

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