Soltar

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El sábado transcurría con normalidad, esa que se esperaba con la única salvedad de que Juliana no pudo ser parte del plan para su hija, los sobrinos de Valentina e hijos de Camila y Kate, pero estaba al tanto de todo. Valentina o Alirio la mantenían informada.

Ese día, aun en reposo, Juliana se quedó a cuidados de Melissa; Silvina se fue por un compromiso familiar; Lupe, Eva y Lucía se encargaron de la Fundación y detalles que surgieron después del evento benéfico. Kate estaba aún en el apartamento vecino de Juliana, no quiso ir a su casa, esperando cierta información para reunirse con Juliana.

Eran las tres de la tarde, Juliana estaba en su sala de entretenimiento viendo una serie que tenía atrasada en varios capítulos; necesitaba distraerse de alguna forma. Melissa, estaba con ella, pero trabajando en su laptop. Ya sabía que Juliana se tendría que ir en dos semanas y eso le hizo acelerar varios asuntos de VCFilms.

Melissa escuchó el llamado de la puerta y fue, regresando unos minutos después con Kate y Camila. Luego de los saludos y atenciones, Camila y Melissa las dejaron a solas.

Kate no tenía buen semblante, pero Juliana pudo determinar que no era sólo por su malestar físico, igualmente la ojiverde detalló angustia en Juliana, y estaba canalizando como no subir esos niveles con las informaciones que manejaba...

—En definitiva –habló Juliana luego de que recibía detalles de todo lo ocurrido con ellas; con un dejo de desánimo profundizó su estado–, debemos esperar... –Suspiró profundo.

—No –respondió Kate–, lo único claro es que no querían que tú asistieras, y por el efecto en la prensa... les ha dado resultados –miró su Smartphone– "La famosa pareja sigue en problemas, la ausencia de la cineasta, Juliana Valdés, en la gala benéfica confirma los rumores..." –leyó– "Supuesta afección de Juliana Valdés no convenció a los presentes en la rueda de prensa..." –dijo con un tono irónico.

—Basta –la interrumpió Juliana–, pueden decir lo que sea, necesito saber quién fue. Sospeché en Brenda, ella nos dio el almuerzo...

—Era lo más lógico, pero es imposible –explicó–. Yo misma me encargué de pedir la comida al restaurante del hotel y ellos nos la envían con envases sellados, precintos exigidos por mí.

—¿Y entonces?

—El equipo de seguridad descubrió que el de repartos desvió su ruta, lo lamento... –indicó– Y casualmente renunció hoy en la mañana.

—Esto es desesperante, quién puede odiarnos tanto para volver nuestro matrimonio un infierno para los medios.

—Pero cometieron un error –Kate se acomodó en el sofá y la miró fijamente–. Quedaron en evidencia, ese alguien sabía justamente dónde ibas a estar ayer... Y tu agenda dejó de ser publica en la intranet del grupo desde que las tienen en acecho, por ende, las personas que sabían que ayer te dirigías a la fundación y que era hora de almuerzo, ahí nos reduce el abanico de posibilidades...

—¡Claro! –Evidenció su asombro–. Ya nos queda más que despejado entonces.

—Sí, pero no podemos dar ningún paso en falso. Por ahora déjame manejar todo, y tú y Carvajal, más que atentas. Yo lo resolveré... –tomó una de las manos de Juliana y la apretó–, te lo prometo. –Juliana sacó todo el aire de sus pulmones y se asió al espaldar, pero aun y con ello no podía cambiar el semblante.

» Ahora me vas a decir qué te sucede –indagó, Juliana la miró, cerró sus ojos y negó con su cabeza, estaba en negación interna–, es evidente que algo sucede, dime –pidió.

—Lo peor, lo peor... –dijo cansinamente.

—Tranquila, todo ha de tener una solución, y si no la tuviese, nada ganarás preocupándote. –Apretó su agarré y siguió con una caricia de su pulgar sobre los dedos de Juliana.

Complicity 2Where stories live. Discover now