Recuerdos

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Juliana terminó de conciliar que sus neuronas se alinearan, caminó hasta su esposa y le dio un beso, debía saludarla. La tomó de la cintura y le dio el beso...

Fue totalmente intencionado, aunque buscaba controlar la situación, también lo necesitaba, pues al ver a su hermosa esposa en su oficina su cuerpo reaccionó. Moría por verla, era una mezcla de estar a su lado para pensar mejor, aunque temiera lo que iba a decidir...

—Hermosa sorpresa –dijo al terminar el beso, dejando a Valentina jadeante, descontrolada.

—Amor... –susurró, aun estaban cerca. Casi rosando sus labios.

—Eva te dejó saludos –empezó ella con el tema–, y deja de ser curiosa. –Le dio un beso en la nariz y le sonrió, tenerla entre sus brazos, a ella o a su hija, definitivamente era la mejor parte de su día, siempre.

—Dijiste claramente que no estabas de acuerdo... –recordó la rubia. No iba a ser tan fácil.

Juliana la volvió a besar.

«Perdóname mi amor, perdóname...», rogó. «No es el momento... Ahora no».

—Sí –decidió–, pero porque difiero del punto de vista de tu hermana –se justificó.

Valentina se tensó, tenía sus brazos alrededor del cuello de la morena y se alejó de su rostro para verla mejor y mordió su labio inferior. La situación no dejaba de ser extraña.

—Wow, eres demasiado curiosa –le sonrió, y se zafó de ella, caminó hasta su escritorio, a tomar su celular, estaba sonando con insistencia, lo desbloqueó y quitó el sonido–, pero creo que Eva tiene razón, no quiero llevarle la contraria a mi cuñada, sabes cómo es...

—Corazón... sabes que no voy a dejar el tema así por así, ¿verdad? –insistió, Juliana claramente sabía que no iba a salir del tema. Tomó una respiración pausada y se giró para ver a la rubia.

 Tomó una respiración pausada y se giró para ver a la rubia

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—Estás muy hermosa hoy... –respondió.

—¡Juls!

—Val... –pensaba... ya no quedaba de otra, eran mil pensamientos sublevados en su mente.

—Juliana –dijo colocando sus brazos en jarra.

—Vaya –en ese momento lamentó demasiado la regla de que en su oficina su esposa podría entrar sin anunciarse a cualquier momento, sin importar con quien estuviese. Ya no había opción.

» Amor, Eva desea planearte una fiesta sorpresa por tus 30. –lamentó demasiado sus palabras; bajó la mirada a su celular que seguía insistente con las notificaciones, pero ella no tenía cabeza para nada; escuchó como por dentro algo se desgarraba, eso sería una parte de su raciocinio, ese que luchó contra el amor que buscó proteger a su esposa a como de lugar, aun y cuando su razón le dijera que no debía mentirle, pero perdió estrepitosamente...

Complicity 2Where stories live. Discover now