Apoyo 2.0

2.9K 408 132
                                    


Horas después, terminaban de almorzar, saciaron el hambre luego de dos sesiones de amor desenfrenado más, una apenas al cruzar la puerta de la habitación y la otra en el baño; ambas no desperdiciaron tener la casa sólo para ellas, pero debían comer, lo necesitaban, Juliana le cocinó tal cual le prometió, evitando iniciar otro round en la cocina...

Ambas con una copa de vino tertuliaban, Valentina no perdía ocasión y la mimada por el festín que le había preparado con tanto amor, se sentía plena.

Compartir ese día era la gloria, esa tan conocida por ellas, por lo inesperado y por lo natural que siempre respondían la una a la otra. Eran la persona favorita la una de la otra.

El resultado era digno de una sonata solemne.

Decidieron ver una película, cuando ya estaban libres de compromisos de trabajo, asunto que no les tomó mucho tiempo.

No pasaban de las cinco de la tarde, en una hora la pequeña princesa arribaría a casa, Juliana debatió en tomarla una vez más, las ganas no faltaban, o si era o no el momento, pero ya no podía más..., terminó por debatir y se acomodó en su lugar.

Valentina estaba concentrada en la película, con Lanna descansando su cabeza sobre el regazo de ella, quien le acariciaba el pelaje y con la otra mano acariciaba la mano de su esposa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Valentina estaba concentrada en la película, con Lanna descansando su cabeza sobre el regazo de ella, quien le acariciaba el pelaje y con la otra mano acariciaba la mano de su esposa.

—Sabes que te amo, ¿verdad? –inquirió Juliana.

—Lo sé –respondió sin quitar la vista de la pantalla, amaba apreciar la técnica de sus colegas, en ese momento admiraba una de sus favoritas en la gran pantalla.

—También sabes que estoy muy orgullosa de lo mucho que has mejorado, ¿sí? –insistió para llamar su atención, con el tacto que ella sabía perfectamente emplear con la ojiazul.

Valentina la miró y con tranquilidad le respondió: —He hecho lo mejor que he podido, amor, por ti, por mí, por nuestra familia...

—Lo sé, lo sé –ratificó Juliana–, y aunque por más que te lo pida, no lo harás sólo por o para ti, pero te agradezco que nos tengas en relevancia siempre –le explicó con una voz tenue.

Entendió algo entretejido entre el tema de conversa que había escogido su esposa, el momento y el tono de voz que utilizó. Puso en pausa la película y giró su rostro para ver a la morena, entrecerró sus ojos azules y le dijo:

—¿Tienes algo qué decirme?

—Amor... –suspiró–. Hay una asunto...

—Corazón, por favor, si es lo de Esmeralda, te juro que no tienes porqué preocuparte... yo...

—No –la interrumpió, queriendo con todas sus fuerzas que fuese solo ese tema...–, no es ello, ya te dije que confiaré en ti –puso su otra mano sobre la de ella que estaba acariciándole–. Así como lo terminaste de hacer conmigo y mis amigas, nunca las separé de mi lado para que entendieras que yo jamás permitiría tener a mi lado a alguien que me hiciera faltarte el respeto. Te he demostrado con creces que jamás te engañaría –le recordó.

Complicity 2Where stories live. Discover now