Aniversario

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Si viajar por aire era cómodo y rápido, nada se equiparaba a surcar los cielos de la ciudad de Nueva York un 14 de febrero en hora pico.

La ciudad era un caos, pero aun así no perdía su majestuosidad al caer la noche, Valentina aprovechó para pasear con su esposa antes de llegar a su jet privado

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La ciudad era un caos, pero aun así no perdía su majestuosidad al caer la noche, Valentina aprovechó para pasear con su esposa antes de llegar a su jet privado.

El paseo sobrevolando la ciudad las llevó a pasar por las zonas más emblemáticas de Manhattan, y lo que sería un paseo de media hora pasó a casi una hora. El piloto atendió la orden de alargue que le dio Valentina.

El ruido del rotor aminorado por el efecto de una exquisita champaña y las caricias y besos mutuos, le hicieron pasar a segunda instancia; los paisajes de la vibrante ciudad; la excitación de la fecha y lo que conmemoraba; las impresiones por las sorpresas que le había preparado ese día; más las precisas y certeras caricias que Valentina dieron paso a una alocada y explosiva sesión de pasión.

Los dedos de Valentina se apoderaron de una zona completamente húmeda y habida de ella. No pensó mucho para subir el vestido de Juliana, y haciendo a un lado su braguita, introdujo dos sus dedos en ella, con certera profundidad. Se apoderó de su boca acallando los gemidos, una de sus manos tenía presión en unos de los senos de Juliana y lo sacó del yugo de las prendas que le ocultaban, se lo introdujo a su boca. Con desesperación.

—Muévete para mí. –le pidió con voz ronca a Juliana, que estaba a horcajadas sobre ella, la humedad creciente le permitió sumar otro dedo, y con su mano libre le hizo apretujó la nalga para hacerle marcar un ritmo con sus movimientos de arriba abajo sobre sus dedos.

Juliana respondió como podía estaba absorta de placer, su cuerpo se movía solo, con memoria, con control propio abocado a conseguir más placer, empujado de manera extra por la adrenalina que les pudiesen ver o escuchar el piloto, pero no le importaba, le era más placentero. Valentina la tenía literalmente en las nubes, el mordisco que recibió en su pezón le hizo gritar, de placer indescriptible, apresurando su cuerpo a chocar con el objeto de su placer, tenso su carne alrededor de los dedos de Valentina, sus delgados y largos dedos que siempre sabían cómo y dónde tocar, ahora guiaba a su cuerpo para conseguir su perla.

Movimientos circulares de su cadera sobre Valentina, las estaban volviendo loca a ambas, la rubia agregó otro dedo y la empujó a su encuentro, las piernas flexionadas de Juliana estaban al tope, ya desfallecían por los temblores provocados por la pasión rebasada, pero continuaba, necesitaba más.

Valentina comenzó a acariciar la zona de su trasero, con detalle, insinuando apoderarse de esa zona en su profundidad, pero no pasó de la entrada, agregando mayor estimulación y fue el detonante, tres movimientos más de Juliana y fue el tope, su cuerpo recibió la oleada de placer que trató de detener para disfrutar de las mieles del camino por conseguirlo, pero fue perfecto. Genial para todos sus sentidos revoloteando en la estratosfera en cuestión de segundos pero que le parecían una vida, la vida que disfrutaba cada vez que su esposa la tomaba con determinación y sin miramientos para hacerle emprender el viaje de placer.

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