24. Verdades (Gabriel)

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Cubrí mi rostro con mis dos manos y traté de tranquilizarme mientras respiraba profundamente. No estaba seguro de cuanto tiempo había pasado desde que salí del departamento y dejé a Abby, después de haber cometido el mayor error de mi vida. ¿Había sido realmente un error si lo único que quería era volver y besarla otra vez? No era justo que me sintiera de esta manera, y era aún menos justo que no pudiera dejar de sentirme así. Todo esto era mi culpa. En el primer momento en que había bajado la guardia y solo por tenerla a unos centímetros de mi, casi terminaba follando con ella aún sabiendo que era la novia de mi hermano.

Si tan solo el hecho de permanecer alejado de ella fuese más fácil hacerlo que pensarlo. Estas semanas habían sido tan horribles que aún me costaba pensar en ello.  Y es que, al final de cuentas era tan díficil verlos juntos. Jamás pensé que me iba a doler tanto. Que iba a doler desde el primer día, y que seguiría doliendo sin importar cuantos días y semanas pasaran. Pensé que podría olvidarla, enterrarla y seguir con mi vida. Pero cada vez que la veía de la mano de Antonio no podía evitar sentirme tan molesto y querer alejarla de él. 

Sabía que era irracional y estúpido. Estar celoso de mi hermano por hacerse novio de la chica que siempre le había gustado. ¿Había algo más estúpido que eso? ¿Y qué si yo también había estado con ella? Sexo no significaba nada, yo mejor que nadie debía sabía eso. Aún así, lo que sentía por Abby era más que sexo o más que atracción. Lo sabía porque no podía dejar de pensar en eso. A cada instante mis pensamientos siempre volvían a Abigail, y la desesperación de no poder estar con ella, de no hablar como lo hacíamos antes.

Lo más gracioso de todo el asunto, es que fui yo quien los juntó después de todo. ¿Realmente había a alguien a quién más culpar que no fuera yo mismo? Todo esto había sido mi culpa. El dichoso trio, que ellos comenzaran a salir, el beso con Abby...

Mi teléfono sonó interrumpiendo mis pensamientos. Pensé ignorarlo porque no tenía ánimos de hablar con nadie, pero cuando vi el nombre de Abigail contesté sin pensarlo dos veces. No había sido justo al alejarme de ella después de lo que había pasado. El miedo se había apoderado de mi, tanto que pensé que era la única salida posible. 

Considerando nuestra situación tal vez lo había sido. Alejarme de ella parecía ser la respuesta a todos mis problemas desde el día en que la conocí.

—Abigail —contesté y me preocupó un poco que ella no contestó de inmediato.

—Gabriel, lo siento mucho —respondió ella después de un tiempo, el tono en su voz me indicaba que definitivamente las cosas no estaban nada bien. Abigail se escuchaba como si estuviera llorando y estuviera tratando de contener su llanto.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —pregunté preocupado porque a pesar de todo, oírla así me ponía los pelos de punta. 

—Antonio y yo terminamos —explicó y aunque esas palabras tenían que hacerme sentir mejor, solo hacía que el hueco en mi estomago se hiciera más grande.

Por dios, solo pensar en Antonio me daban ganar de querer morir.

—¿Qué pasó Abby? —cuestioné porque aunque no quería saberlo, eso era mejor que estar en completa oscuridad. Si ellos habían terminado era porque algo grande había pasado, y considerando que tan solo hace unas horas yo me había besado con ella estaba segura que la discusión no había terminado nada bien.

—¡Lo siento! Tuve que decirle la verdad, y le conté lo que...pasó —cerré los ojos e intenté contar hasta diez porque esto no podía estar pasando. No es que la culpara, pero una parte de mi esperó que Abby se guardara eso y no se lo dijera a Antonio. 

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Kde žijí příběhy. Začni objevovat