19. Erick.

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Pude sentir como inmediatamente mi expresión corporal cambiaba súbitamente. De encontrarme relajada en los brazos de Antonio, me puse inmediatamente tensa y comencé a sudar frío. Las palabras que pretendía decirle a Antonio, quedaron atrapadas en mi garganta. Y por un breve momento, realmente pensaba que sufriría un ataque de pánico si no me marchaba de este lugar en este instante.

—¿Abigail estás bien? —cuestionó Antonio mirandome preocupado. Le miré a los ojos y forcé las palabras salir de mi boca.

—Si, te iba a decir que si podemos irnos ya.

—¿Tan pronto? Diego me va a asesinar si me voy tan temprano de su fiesta.

—Tienes razón, tú debes quedarte con tus amigos, yo tomaré un uber de regreso a mi casa, no te preocupes —comenté rapidamente, no había manera en que yo me quedase aquí teniendo a Erick a solo unos cuantos metros de mi. No había forma humana que me hiciese quedarme aquí.

—Abigail ¿qué te pasa? —quiso saber nuevamente Antonio. 

Inevitablemente los ojos se me habían llenado de lagrimas y no podía hablar sin que me temblara la voz.

—Solo necesito irme de aquí, necesito irme ahora —le pedí y pude ver como la expresión de mi novio cambiaba de una preocupada a una de alarma. Me sentí mal por él, pero no podía siquiera formar las palabras para decirle lo que estaba pasando.

—Abby, tranquila. Hablaré rápido con Diego y te llevo a tu casa ¿de acuerdo? —no estaba segura como debía lucir mi rostro además de las lagrimas, pero al parecer era lo suficiente preocupante para que Antonio accediera abandonar la fiesta y llevarme a mi casa. Me sentí culpable porque no quería estar haciendo esta escena, no quería arruinarle la noche a Antonio con sus amigos. Pero ya no quería estar aquí, era demasiado para mi.

Las palabras de Gabriel, las palabras de Diego, y ahora ver a Erick, estaban convirtiendo esta noche en una de las peores de mi vida. No estaba segura de poder soportar un segundo más aquí. Yo asentí y decidí ir tras Antonio. No quería enfrentarme a las miradas de desaprobación de sus amigos de saber que gracias a mi Antonio se iba a ir temprano, tal y como si estuviese haciendo un berrinche de querer irme. Sin embargo si no iba tras Antonio significaba quedarme sola, en medio de una multitud en donde obviamente no encajaba y con el riesgo de tener una interacción con Erick que definitivamente no deseaba en absoluto.

—Tony que bueno que apareces, estamos a punto de jugar beer pong y quiero que tú seas el primero...—comenzó Diego entusiasmado.

—Diego —le interrumpió Antonio pero me sorprendió que no lucía apenado o culpable, simplemente parecía algo preocupado —Tengo que irme, llevaré a Abigail a su casa.

—¿Se irán tan pronto? —cuestionó y percibí fácilmente el reproche en su voz.

—Él solo me llevará a mi casa y se regresará de inmediato —comenté para que los amigos de Antonio no me odiaran tanto. Diego me miró de manera sospechosa y levantó una ceja.

—¿Acaso se pasó tu hora de dormir?

—Mi mamá no me deja llegar tarde —le respondí porque esa definitivamente era una mejor excusa, que decirle que el maldito de mi ex novio que me había arruinado la maldita vida, había llegado a esta maldita fiesta por una maldita razón. 

—Eso te pasa por salir con niñas Antonio —dijo Diego enfatizando la palabra niñas. A mi no me importaba lo que él dijera, pero no me sentía de muy buen humor para estar aguantando sus amigables y tiernos comentarios.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora