¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)

7. Reencuentro.

Nota: Las escenas sexuales comienzan cuando aparezcan los asteriscos ***** y terminarán cuando vuelvan a aparecer ***** por si a alguien no le gustan esas escenas puede saltarselas.

La segunda vez que pasó algo entre nosotros, fue un poco más o menos así. Ya habían pasado exactamente cuatro días desde la última vez y yo estaba tan aburrida en mi casa que prefería saltar de un puente antes de estar un segundo más encerrada en mi habitación sin hacer nada. Le mandé un mensaje a Gabriel para ver si podíamos vernos nuevamente y no pude evitar esbozar una sonrisa cuando me dijo que si. 

Y sí, tal vez había sido yo quién había cedido y había pedido volver a verlos, pero no podían culparme. Me era practicamente imposible dejar de pensar en ellos, cualquiera en mi lugar hubiese hecho lo mismo.

Esta vez solamente me puse un vestido ligero, y esperé no levantar ninguna sospecha en caso de toparme con mi madre o el idiota de Fernando. Salir en un martes por la tarde era un millón de veces más sospecho que salir un viernes por la tarde. Afortunadamente ambos se encontraban en su habitación y no me topé con nadie al salir de la casa. Simplemente le mandé un mensaje a mi mamá que había quedado con Teresa en hacer una tarea y que llegaría mas tarde. Eso solamente en caso de que me fueran a buscar y no me encontrasen. Contrario a lo que pudieran creer, realmente no quería tener problemas. 

Bueno, no más problemas de los que ya tenía.

A diferencia de la vez pasada fue Gabriel quién me abrió la puerta del departamento, verlo por fin después de cuatro días era como si pudiera respirar de nuevo.  Como si mi vida tuviese sentido de nuevo.

—Me alegra que hayas decidido venir, no sabes cuantas ganas tenía de verte —me susurró Gabriel al oido en cuanto tuvo la oportunidad de acercarse a mi y juntar sus labios con los mios.

—¿En serio? Si tan solo me hubieras invitado antes...—susurré de vuelta a solo centímetros de su boca.

—Yo quería llamarte al día siguiente que nos vimos, o en cualquier caso no te hubiera dejado ir nunca de aquí —la honestidad en su voz me robó el aliento aún más que el beso que compartimos un segundo antes. A pesar de eso me alejé de él indignada.

—¿Sabes cuánto tardé en convencerme a mandarte el mensaje? ¡Pensé que ya no me querrían ver otra vez!

—¿Como creíste eso? ¡Por supuesto que si te queriamos ver! —exclamó y me miró como si la distancia entre nosotros le doliera fisicamente —Pero Antonio dijo que probablemente debiamos darte tiempo.

—¿Tiempo? —pregunté incrédula. Eso era estúpido considerando todas las cosas que habíamos hecho la última vez que nos vimos. ¡Por supuesto que no necesitaba tiempo! Lo único que necesitaba era una gran...llamada de su parte. O tal vez dos grandes llamadas.

—Se que es estúpido, pero él dijo que tal vez ibas a estar confundida y que si quisieras repetirlo, tú nos llamarías, lo cual después de cuatro días sucedió.

—¿Entonces estaban poniendome a prueba? —pregunté confundida, realmente no lograba entenderlo. No sé si yo era muy densa, o estos chicos definitivamente no hacían ningún sentido.

—Considerando que Antonio estaba casi volviéndose loco porque no nos llamabas, creo que nosotros éramos los que estabamos a prueba —a pesar de todo, esas palabras me hicieron sentir bien. 

—¿Y tú también me extrañaste? 

—Por supuesto, no podía dejar de pensar en ti y en lo bien que se sintió estar contigo, solo  pensar en repetirlo me hacía casi ir a buscarte a tu casa  —se acercó nuevamente a mi en un intento de besarme otra vez.