¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)

8. Oportunidad.

—¿Qué fue todo eso? —pregunté confundida cuando finalmente subimos al auto. Por alguna razón me había quedado con la sensación de que había arruinado por completo la hermosa tarde que había pasado con ellos. Gabriel hizo una mueca y se quedó mirando fijamente a la nada. Curiosamente tardó algún tiempo en responderme.

—Lo siento, no quisimos hacerte sentir incomoda —dijo finalmente, lo cual tenía aún menos sentido que antes. El hecho de que Antonio se hubiese ofrecido a llevarme a casa y que yo me hubiese negado no era razón suficiente para que las cosas se hubiesen puesto así de incómodas. ¿Cierto?

—No me sentí incómoda—mentí ya que en efecto si me sentía un tanto incómoda. Pero más que nada me sentía culpable. 

Me sentía como esas veces en dónde tomas una decisión un tanto impulsiva y después te arrepientes de haberla tomado. Me sentía mal por haber rechazado a Antonio, aunque ni siquiera lo había rechazado, solo le había dicho que no era necesario que me trajera a casa. Básicamente le había dicho que prefería irme en un uber a las 12 de la noche y arriesgarme a ser secuestrada que ir a solas con él en un auto. ¡Perfecto Abby, eres muy considerada! ¡Gran manera de hacer sentir bien a un chico! Me pateé mentalmente por haber sido tan idiota. Si tan solo le hubiese dicho que si, tal vez no hubiese herido los sentimientos de nadie.

No es que quisiera evitar estar a solas con Antonio, simplemente prefería evitar cualquier complicación que pudiese surgir por una interacción entre él y yo. Como el hipotético caso de que me preguntase cuales eran mis intenciones con él y con su hermano. O que me confesase que yo le gustaba. O que me preguntara cuales eran mis sentimientos por Gabriel. O peor aún, que ninguno hubiese dicho una sola palabra en el camino haciendo el momento tan insoportable que lo convenciese en no volver a verme nunca más. Simplemente era más fácil estar con Gabriel y aunque adoraba a Antonio no podía evitar sentirme así.

—Claro que si, la expresión en tu cara gritaba lo incómoda que estabas.

—No estaba incómoda Gabriel —gruñí un tanto molesta, a veces odiaba que mi rostro fuera tan transparente con lo que estaba sintiendo.

—No eres una buena mentirosa ¿lo sabías? —dijo Gabriel pero la sonrisa afortunadamente le volvió al rostro. Estaba comenzando a preocuparme ya que ver a Gabriel tan serio era algo que no quedaba en él. Y menos saber que yo había sido la causa en el cambio de humor de ambos chicos.

—No estaba incómoda, pero tengo que admitir que fue algo...extraño —dije finalmente sin atreverme a decirle toda la verdad a Gabriel, Antonio era su hermano después de todo.

—Deberías darle una oportunidad a Antonio, como te dije antes, tú le gustas y si le dieras una oportunidad estoy seguro que se enamoraría de ti sin dudarlo —dijo tan honestamente que sentí como si alguien me hubiese golpeado en el estómago y me hubiese sacado todo el aire. Hice todo lo que estaba en mi poder por morderme el labio y no decirle "¿Pero que hay de ti? ¿Qué hay de nosotros" Lo cual era estúpido, no existía un nosotros y nunca existiría.

—Solo no quería molestarlo y además fuiste tú el que al final se ofreció a llevarme —contesté evitando tocar el tema de "darle una oportunidad" a Antonio. Definitivamente no era un terrero que me gustaría explorar. Siempre que intentaba hacerme a la idea de que eso era real, de que a Antonio genuinamente le gustaba, mi cerebro hacía corto circuito, borraba esa información y empezaba desde cero. Simplemente era algo que no podía creer, por eso cambiar de tema de conversación siempre era una mejor idea. Y eso se me daba tan bien. 

Gabriel levantó una ceja pero no repitió nada acerca los sentimientos de su hermano. Afortunadamente.

—Y tú no protestaste en absoluto —comentó pero no parecía un reproche, sino que parecía que no entendía el por qué. Lo cual era algo válido de no entender. ¿Cómo le explicas a alguien que su compañía es tan natural que se siente como si le hubieses conocido desde hace mucho?