18. Fiesta.

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Cuando finalmente ingresamos al lugar, me relajé un poco al ver que en efecto habían las suficientes personas para pasar desapercibida, pero no demasiadas como para sentir que me faltaba el aire. Y afortunadamente por más que miraba a mi alrededor, no lograba reconocer a absolutamente ninguna persona. Al parecer la mayoría de estas personas eran amigos cercanos de Antonio y Gabriel que conocían desde hace años y algunos otros compañeros de universidad. Era un alivio que probablemente nadie de aquí sabría mi nombre. 

—¡Tony, por fin llegaste! —exclamó un chico dirigiéndose inmediatamente hacia nosotros. 

Parecía reconocerlo en algunas de las fotos que Antonio y Gabriel tenían en sus redes sociales, al parecer uno de sus amigos. Él era alto, tez morena clara y sonreía como si estuviera genuinamente feliz de vernos. O al menos a Antonio, ya que le dio un abrazo en cuanto estuvo a unos centímetros de nosotros.  No me sorprendía que la mayoría de la gente de la que se rodeaban Antonio y Gabriel fuesen igual de atractivos que ellos, pero era algo injusto. Creía que el hecho de que en un grupo de amigos todos fuesen atractivos era algo que sucedía solo en las series de televisión, pero era obvio que ellos eran la excepción. 

Y lo peor de todo era que obviamente yo no encajaba aquí.

—Diego, feliz cumpleaños —comentó mi novio regresando el abrazo y entregándole una bolsa de regalo que yo no tenía ni idea de donde había salido. Al parecer mi mente había estado muy ocupada pensando en otras cosas.

—¿Solo saludas a Antonio? ¿Acaso estamos dibujados o algo por el estilo? —se quejó María y Diego hizo una mueca al separarse de Antonio y la abrazó inmediatamente.

—Claro, bienvenidos todos, gracias por venir María, Gabriel y...—pronunció mirandome y después de un momento levantó una ceja. Aunque no parecía verme con odio, tampoco lucía muy feliz.

—Ella es Abigail, mi novia. Ya te había dicho que iba a venir —le recordó Antonio entre dientes y por la mirada que compartieron, era algo que tal vez ya habían hablado un par de veces. 

Yo casi ruedo los ojos, porque genial. Tal y como lo esperaba, no llevaba ni cinco segundos aquí y era obvio que ya estaba siendo desaprobada por los amigos de Antonio.

—Por supuesto, como olvidarla cuando te la pasas hablando de ella —murmuró y antes de que nadie pudiese decir nada, pareció recobrar la alegría de hace unos minutos y extendió su mano hacia mi —Un gusto conocerte, soy Diego —se presentó y aunque su sonrisa aún no parecía muy real tampoco lucía del todo falsa.

—Mi mejor amigo, cuando no es muy molesto —intervino Antonio, al momento en que estrechabamos manos. 

Yo lograba ubicarlo de algunas historias que me había contado mi novio acerca de él. Él era su mejor amigo, áquel que había conocido desde que eran niños y al parecer de las pocas personas que siempre habia preferido a Antonio en lugar de Gabriel.

—¿De que hablas? Yo jamás soy molesto, pero vamos, pasen —nos invitó y procedimos a entrar a lo que parecía ser la sala y en donde se encontraba la mayor cantidad de personas. Yo me sentía un poco intimidada pero traté de guardar la compostura. Si me quedaba al lado de Antonio y no me despegaba de él, podría sobrevivir esta noche y continuar con mi vida. Sería algo sencillo.

 Eso si no fuera una masoquista, que no podía dejar de ver a Gabriel y a su novia cada cinco segundos.

—¿Invitaste a toda la jodida universidad o que? —se quejó Gabriel. Ya parecía algo característico en él soltar comentarios ácidos o quejándose. 

—Pff, ni que ustedes no hicieran lo mismo en su departamento, obviamente antes de ser domesticados por sus novias —respondió Diego molesto y me preguntaba si debería sentirme ofendida por ese comentario —¿Aún sigues en tus días o que mierda te pasa? —cuestionó el moreno y yo me hice la misma pregunta. Algo estaba pasando con Gabriel, era algo grave y nadie le estaba dando la suficiente importancia.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Where stories live. Discover now