27. Diego.

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Estaría mintiendo si decía que había pegado un ojo en toda la noche. Los mensajes y comentarios no dejaban de llegar, por lo que había dado de baja todas mis redes sociales. Eso sin responder ni un solo de esos comentarios o publicar algo al respecto. Sabía que al hacer eso estaba admitiendo mi culpabilidad, pero no se me ocurría nada mejor que hacer. No podía negar nada porque al final de cuentas todo eso que decian era cierto, pero leer todos esos mensajes era algo que me estaba dañando emocionalmente.

Al fin de cuentas había dado de baja todas mis cuentas y simplemente ya no había utilizado mi celular en toda la noche. Sabía que ahora estaban hablando aún peor de mi, burlandose de lo cobarde que era pero nada de eso me importaba. Ya no volvería a la universidad, ya no tenía amigos o una dignidad que mantener. Solo me preocupaba lo mal que se deberían estar sintiendo Antonio y Gabriel por todo esto. Sobretodo Antonio no podía siquiera imaginarlo.

Aún así había decidido venir a la entrevista de trabajo que me había ofrecido Diana. Si ella no sabía lo que había pasado, era obvio que en este momento ya se había enterado. El rumor se había propagado tan rápidamente por todos lados que me sorprendía como las personas se interesaban tanto por estas mierdas. Y ahora ella sería la primera en odiarme y con justa razón. Yo había herido a su primo después de que ella me había advertido que no lo hiciera. Sin embargo necesitaba explicarle lo que había pasado. 

Y para ser honesta, necesitaba el trabajo. Cuando salí de la entrevista, identifiqué a Diana detrás del mostrador y aproveché que no había clientes para acercarme a ella.

—Vaya que tienes valor, si fuera tú no me hubiera atrevido a salir de casa —anunció Diana en un tono seco en cuanto me miró. Yo suspiré pero no la contradije.

—Vine a la entrevista de trabajo y tu jefa dijo que me habías recomendado —expliqué tratando de aparentar calma.

—No pude decirle que mejor no porque eres una zorra —se quejó rodando los ojos  y bueno, eran algo justas sus palabras —¿Y que te dijeron?

—Me dijo que mañana empiezo —anuncié y no me sorprendió cuando Diana me miró completamente furiosa.

—Genial, tendré que ir a renunciar en este momento —con eso hizo ademán de irse y yo le miré desesperada.

—No Diana, por favor dejame explicarte —pedí y me atreví a tomarla del brazo. Sin embargo no podía dejar que ella se me escapara de las manos, al igual que Antonio y al igual que Gabriel.

—¿Qué tienes que explicarme? ¿Te atreverás a negar todo lo que están diciendo acerca de ti? ¿En serio engañaste a Antonio con Gabriel?

—Las cosas no son exactamente como las están diciendo —expliqué con una mueca y la solté del brazo —No me acosté con Gabriel, no le fui infiel con él porque Gabriel y yo jamás tuvimos nada.

—¿Entonces por qué ellos ya no viven juntos y al parecer ya no se dirigen la palabra? —preguntó con sospecha. 

Un nudo se hizo en mi estomago porque odiaba saber que yo era la culpable de que ellos ya no vivieran juntos y habían dejado de hablarse. Por dios, alguien como yo no valía la pena para llegar a ese extremo. Me mordí el labio y la miré a los ojos, ella me odiaría pero al menos sabría la verdad.

—Gabriel y yo nos dimos un beso el día que Antonio y yo terminamos —confesé y me sentí un poco mejor porque al fin estaba hablando de esto con alguien. Desde que sucedió me lo había guardado todo para mi misma que sentía que iba a explotar. Dios, era patetica.

—Joder Abby, que manera de arruinar todo —el enfado era palpable en sus palabras, pero más que nada podía ver que estaba desepcionada. Si yo fuera ella también lo estaría.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Där berättelser lever. Upptäck nu