34. Final.

457 31 4
                                    

Desperté con un mensaje que, en definitiva no estaba esperando. No es como que pensara que las cosas entre Gabriel y yo tuvieran la más minima posibilidad de solucionarse, pero que el susodicho mandara un mensaje preguntandome si podíamos vernos me había dejado completamente confundida. 

¿No había sido él quien había renunciado a todo lo que teníamos? ¿No había sido él quien simplemente ya no quería saber nada de mi?

¿Por qué mandarme ese mensaje después de semanas sin decirme absolutamente nada? Al final había decidido no contestarle, no valía la pena poner en riesgo la poca estabilidad mental que había conseguido. No valía la pena volver a verlo después de semanas en donde me había convencido que finalmente podía dejar todo lo que sentía por él atrás. 

No era justo para mi, volver a ese círculo en donde Gabriel y yo solamente sabíamos hacernos daño y dañabamos a otras personas en el proceso.

Cuando terminé de leer el mensaje, lo volví a leer una y otra y otra vez. Después de la cuarta me senté mirando la pantalla de mi telefono. No podía creerlo, no sabía como interpretarlo tampoco. ¿Acaso era una especie de broma o algo por el estilo? Aún así no era algo por lo que debía preocuparme, ya no más. Así que me dirigí a la cama pensando si quizá ese mensaje significaba algo. ¿Cambiaría en algo para mi? ¿Singificaba algo para mi? No lo sabía realmente. 

Eventualmente, me quedé dormida.

Un ligero toque a mi puerta me despertó sobresaltandome. Ni siquiera recordaba haberme quedado dormida en el sofá, pero el dolor en mi cuello decía que en efecto, había quedado dormida en una posición no muy agradable. Más dormida que despierta me dirigí a abrir la puerta ¿quién podría ser a esta hora? eran casi las diez de la noche, no tenía la más minima idea de quien podía ser. De alguna forma ve a Gabriel Rickman del otro lado no me sorprendió del todo.

Una vocecita molesta me decía que yo ya sabía que él iba a venir. Al parecer era imposible para nosotros mantenernos alejados, a pesar de que solo sabíamos hacernos daño.

—¿Qué haces aquí?  —pregunté sin intentar ocultar la molestia en mi voz. No estaba segura si su presencia era la que me molestaba, o el hecho de que había interrumpido mi bien merecida siesta. Probablemente ambas.

—¿Recibiste mi mensaje? Necesitaba hablar contigo —dijo y curiosamente lucía nervioso, si era posible que Gabriel Rickman luciera nervioso.

—¿Y el hecho de que no te respondí no te dijo algo? ¿Que quizá no quería verte? —cuestioné e intenté que todo el enojo se escuchara en mi voz. Realmente no se que estaba haciendo este tipo aquí.

—Solo necesitaba verte, aunque fuera por última vez. Necesitaba disculparme contigo, por todo lo que pasó la última vez que nos vimos —pidió y después de soltar un suspiro finalmente lo dejé entrar. No es que quisiera darle un espectaculo a mis vecinos en donde mi...¿podía llamarlo ex?, viniera a buscarme a las diez de la noche.

—Dejaste muy en claro lo que pensabas acerca de nosotros aquella vez —dije secamente porque en mi opinión no había nada más que decir, me había quedado muy claro esa noche.

—Abby lo siento, me arrepiento de tantas cosas, pero sobretodo de herirte en el proceso —Gabriel exhaló las palabras, sus ojos no me miraban pero yo no sabía que pensar. 

No había nada que decir a eso, incluso aunque sentía que mi corazón estaba a punto de salirse por mi garganta.

—¿Lo harías de nuevo? Si tuvieras la oportunidad ¿tomarías las mismas decisiones? —pregunté aunque no estaba segura de querer escuchar la respuesta, de alguna manera se sentía como si toda nuestra relación dependiera de su respuesta, no es como que hubiera una relación en primer lugar, pero aún así.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora