4. Teresa.

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Cuando finalmente llegué a la universidad, no sabía si era mi paranoia o realmente todos me estaban mirando. Tal vez era una mezcla de ambas. Lo cierto era que, quizá había exagerado un poco en mi outfit considerando que los últimos seis meses no había usado más que pantalones sueltos y camisas holgadas. Como fuere, no extrañaba el recibir este tipo de atención. Hacia mucho que me había dejado de gustar tener todas las miradas en mi.

—¿Había una pasarela y nadie me avisó? —preguntó Teresa parándose a mi lado y viéndome de pies a cabeza. Mi primer objetivo estaba cumplido, podía ver como sus ojos se oscurecían de envidia.

—Solo me desperté con ganas de arreglarme un poco ¿te gusta? —pregunté inocentemente.

—Te ves muy bien pero ¿a que se debe este cambio tan repentino? —cuestionó pero rápidamente abrió los ojos y la boca sorprendida —¡No me digas que otra vez estas viendo a Erick!

—¿Recuerdas que te dije que nunca más volvieras a mencionar su nombre? —respondí molesta. No podía creer que se atreviera a mencionar ese asqueroso nombre en mi presencia. —Primero muerta antes de estar con él otra vez.

—Lo siento, es solo que desde que ustedes terminaron no te arreglabas tanto.

—Tal vez me estoy arreglando para otra persona —comenté y como por magia del destino, vi pasar a Gabriel y Antonio a lo lejos. Afortunadamente ellos no me habían visto ya que aún no me sentía preparada para enfrentarlos, pero no pude evitar mirarlos de reojo.

Teresa soltó una carcajada.

—Pensé que ya habíamos hablado sobre esto Abby, no tienes ninguna posibilidad con ellos —repitió y casi le digo todo lo que había pasado ayer con Gabriel. Casi.

—¿De verdad piensas que no tengo ninguna posibilidad con ellos? —pregunté sonriendo ampliamente. Si tan solo supiera la verdad.

—No quiero hacerte sentir mal pero para mi es imposible.

—¿Qué tal si hacemos una apuesta? —sugerí sintiéndome bastante confiada. Era obvio que no podía decirle todo lo que había sucedido con Gabriel, pero tal vez podía conseguir algo de todo esto.

—¿Que clase de apuesta? —preguntó sonando interesada. Amaba conocerla tanto. Pobre Teresa, si tan solo supiera todo lo que sabía de ella pero que al contrario de su persona no era tan maldita como para tirarla al fango y escupirle en la cara. ¿O sí?

—Si consigo salir o acostarme con alguno de ellos para final del semestre, admitirás en tus historias de Instagram que te acostaste con Erick cuando él todavía estaba conmigo y que lo convenciste de que mandara las fotos y vídeos a todo el mundo —comenté tranquilamente y a ella se le borró la sonrisa inmediatamente de la cara.

—¡Yo no hice nada de eso! —exclamó un tanto histérica. Yo no la contradije, solo le puse una mano en sus hombros en un intento de tranquilizarla.

—No importa si lo hiciste o no, si realmente crees que es tan imposible que alguno de ellos se fije en mi no debería haber ningún problema en que aceptes la apuesta.

—Acostarte con ellos es muy fácil, solo es cuestión de que te desnudes frente a ellos y no serán capaces de decirte que no —dijo rodando los ojos. Tenía un punto, en estos tiempos era muy difícil que un hombre dijera que no incluso aunque tuviera novia, y lo decía por experiencia.

—Pero dices que no tengo ninguna posibilidad con ellos —intervine tratando que aceptara, me gustaría que por primera vez dejara de subestimarme.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora