17. Extraño.

376 38 3
                                    


—Eso no tiene sentido Antonio —respondí hasta cierto punto distraída porque sí, mis pensamientos no podían abandonar a Gabriel y su novia.

Pero por más que intentaba no podía dejar de pensar en eso. Antonio y yo habíamos decidido ir a su departamento a pasar la tarde mientras se llegaba la hora de la fiesta. Pensé en ir a mi casa, arreglarme ahí y que él pasara por mi, pero no toleraría tener que ver la cara de mi padrastro preguntar nuevamente si ya me iba de zorra con mi nuevo novio. Al parecer ni él ni mi madre aprobaban mi relación con Antonio, aunque no es como me importara en lo más mínimo.

—¿Qué no tiene sentido? —preguntó Antonio indignado mientras trataba de abrir la puerta de su departamento pero fallando miserablemente porque no dejaba de verme. Yo rodé los ojos. 

—Que hayas tenido un conejo por tres días, que haya escapado de su jaula y que haya vuelto por su propia cuenta seis meses después —contesté como si fuera obvio. Que tu conejo mascota volviera a ti después de medio año de haberse escapado y completamente intacto hacía menos sentido que Gabriel teniendo novia en cuestión de semanas y sin que yo me diese cuenta. Así es, lo había dicho. Ninguna de esas dos cosas tenía sentido.

—Te juro que es una historia cierta —respondió al tiempo en que se hacía a un lado para dejarme ingresar por fin al departamento. Considerando que ya me había acostumbrado a no ver a Gabriel en ninguna parte desde hace semanas, me sorprendí cuando después de tanto tiempo lo vi tranquilamente recostado en el sofá.

Gabriel lució algo sorprendido de vernos, como si no se esperara en absoluto de que estuviésemos ahí. Lo cual probablemente era cierto, tal vez Antonio no le había avisado y habíamos llegado de "sorpresa", si se le podía llamar así considerando que también era el departamento de Antonio. Por un momento no supe que decirle. ¿Estaría bien fingir que no me había ignorado por semanas? ¿Qué no me había evitado de una forma extrema y hasta algo cruel? ¿Y si todo había sido mi imaginación y en realidad yo era la intensa y él había estado ocupado con su nueva novia? Me quedé en estado de shock ya que definitivamente no sabía como reaccionar.

—Abby —dijo Gabriel casi inconscientemente. Como si no hubiese planeado en absoluto decir mi nombre. Y sin importar todas las cosas que pasaban por mi cabeza no pude evitar sentir las malditas mariposas en el estomago, aquellas que no sentía con Antonio ni siquiera cuando lo besaba. En ese momento me odié a mi misma y también odié a Gabriel cuando me sonrió y aunque se sintió un tanto forzado pude ver cuanto lo había extrañado.

Por dios, después de literalmente semanas de no haber visto su sonrisa, verla nuevamente hacía que casi olvidara todo. Casi.

—Gabriel ¿Podrías decirle a Abby que es cierta la historia de mi conejo que se escapó y después de medio año regresó a casa?

—¿En serio le estás contando esa historia? —inquirió Gabriel de forma incrédula —No sabía que ser novios los convirtiera en unos perdedores sin temas de conversación —sentenció un tanto cruel para mi gusto. Eso definitivamente había sido cruel, pero Antonio no lució muy afectado, solo levantó una ceja.

—¿Estás bien? —preguntó mi novio un tanto preocupado, porque para ser honesta Gabriel no lucía nada bien. Lucía algo pálido y como si estuviera a punto de vomitar.

—Si, estoy bien —sentenció cortantemente. Esta era una faceta que jamás había visto en él, distaba mucho de ser aquel chico que había conocido algunos meses atrás —De hecho ya me tengo que ir —añadió viendo falsamente el reloj de su celular —Así podrán disfrutar el departamento sin mi presencia —mencionó nuevamente en ese tono que no sonaba para nada amigable.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora