25. Enfrentamiento (Antonio)

309 30 3
                                    

Me desperté sintiendo un fuerte dolor de cabeza. Ojalá la fuerte migraña fuera suficiente para bloquear todos los pensamientos que se apoderaban poco a poco de mi conciencia. Lo único que quería era dejar de pensar en todo lo que había sucedido el día de ayer. Más que nada no podía sacarla a ella de mi cabeza.  No cuando tan solo unos días la había tenido entre mis brazos, la había tenido en esta misma cama en donde me encontraba.

Y a pesar de todo lo que me había hecho y todo lo que había pasado, solo podía pensar en las veces en que estuvimos juntos y en lo bien que se había sentido. En lo feliz que había sido junto a ella, incluso si todo había sido una mentira. Solo podía pensar en lo felices que éramos, o que al menos creía que éramos. Y como hubiera hecho hasta lo imposible por estar con ella, el tiempo que ella decidiera tenerme.

Ahora sabía lo equivocado que estaba. Lo equivocado que había estado todo este tiempo. Todo lo que había entre Abby y yo, todo había sido una mentira. Nada de eso había sido real. Abigail me había usado, me había mentido en todas las formas que eran posibles mentirle a una persona. Todo, cada beso que le había dado, las veces en que le había dicho como me sentía y ella decía que se sentía de la misma manera, todo eso había sido una mentira.

Me giré un poco, gruñendo a la almohada. Sabía que no podía quedarme aquí para siempre, aunque sonaba como una excelente idea. No quería enfrentar a nadie, definitivamente no quería ver a Gabriel. Y oh dios, pensar en él dolía incluso más que pensar a Abigail. Y es por eso que intentaba todo lo posible en no hacerlo. No quería pensar en Gabriel, porque pensar en él era saber que la persona más importante en mi vida, en la que más confiaba me había traicionado. Y en mi propia cara.

Finalmente respiré profundamente y pensé que tal vez, podía empacar unas cosas y volver a la casa de mis padres, al menos en lo que encontraba un nuevo departamento. No me sentía capaz de poder vivir en el mismo espacio que Gabriel. No me sentía capaz de mirarle a la cara y no querer partírsela en dos, tal y como lo había hecho Diego el día anterior. Mi mente se encontraba al mil por hora, pensando en todo lo que podía hacer y lo que no podía hacer. Dormir ya no era una opción, así que decidí levantarme de la cama y dirigirme al baño al menos a tomar una ducha antes de tener que hacerle frente al hecho de que el mundo seguía girando.

Antes de tener la oportunidad de abrir la puerta del baño, la voz de Gabriel me sobresaltó. Me giré lentamente y aunque en ese momento deseaba ver a cualquier persona a excepción de él, por dios, incluso preferiría ver a Abigail mil veces antes de tener que ver a Gabriel, ahí se encontraba. Y sabía que no podía evitarlo para siempre. Al menos no mientras viviéramos en el mismo lugar.

No pude evitar tensarme un poco porque no estaba seguro de poder controlarme. El enfrentamiento que habíamos tenido ayer estaba borroso en mi memoria. Solo recordaba que Diego lo había golpeado y que yo estaba muy borracho para incluso mantenerme en pie. Sé que Gabriel no había dicho nada, no lo había negado. Y eso hacía todo absolutamente peor. Le miré fijamente a los ojos en silencio. Al menos si alguien tenía que decir algo, era él no yo. 

Cuando pasaron unos minutos y Gabriel no decía nada, al contrario lucía cada vez más nervioso con cada segundo que pasaba, fue cuando todo el enojo y la traición que sentí el día de ayer volvió a mi, incluso con más fuerza. Ver su expresión de arrepentimiento, solo me confirmaba que era cierto. Entre Abigail y Gabriel realmente había pasado algo. Y es que al fin de cuentas, aún era tan estúpido que creía que tal vez, lo que había dicho Abby había sido una mentira.

¿Mi hermano no podría hacerme eso, cierto? Pero lo había hecho. Su mirada me lo confirmaba, su silencio no hacía solo más que llenar los espacios en blanco. Su comportamiento los meses y semanas pasadas era la señal más obvia que yo me había esforzado en ignorar. Había estado frente a mis malditos ojos y no lo había querido ver.  Sin embargo, ya nada de eso importaba. A este punto no estaba seguro que muchas cosas fueran a tener sentido otra vez, entre esas cosas mi relación con Gabriel.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Where stories live. Discover now