Capítulo 53 - Podríamos perderlos

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Tadeo se limpió el polvo de los pantalones y miró a través de la rotura que su rodilla sangraba, el chico caminando con un dolor en su pierna, se acercó hasta la escalera, subió al primer escalón y sonó muy fuerte, como si cualquier movimiento más, fuera a derrumbarla.

—¡¿Eduardo?! —gritó, esperando que su hermano respondiera —¡Edu!

—Shh... —dijo su padre, escupiendo tierra de la boca y saliendo desde los escombros de su oficina —No hagas... ruido... —respondió mientras se levantaba del suelo.

—Papá, joder ¡Estás bien! No encuentro a Mamá ni a Eduardo, o Lautaro.

—Guarda silencio —susurró —Marcos debe estar en la casa probablemente —Tadeo abrió su boca sorprendido, miró hacia todas partes, el polvo aún se estaba levantando y no les dejaba mirar más allá de un metro de distancia de donde estuvieran.

Arriba en el segundo piso, Eduardo permanecía inconsciente mientras la cama y algunas paredes estaban encima de él.

Lautaro se levantó, se arrastró y notó que la textura del suelo no era la del cuarto, respiró con mucho esfuerzo y se dio cuenta que estaba tocando césped, había salido volando del cuarto y caído en el jardín.

Se arrastró, no podía levantarse debido a que un tronco de un árbol estaba sobre sus piernas, el chico hizo todo su esfuerzo para moverse, dejando el tronco atrás pero cayendo sin querer en la piscina.

Lautaro abrió su boca estando en la superficie, no podía nadar, casi no sentía sus piernas, con su mejor aliento se acercó a la orilla nadando casi solo con sus brazos, subió nuevamente hasta el césped y con las piernas temblando se puso de pie.

—¡Marcos! —gritó fuerte —Ven por mí hijo de puta, estoy acá abajo —Tadeo y Jonathan escucharon el grito, con la visión un poco más clara lograron llegar hasta el jardín, viendo como Lautaro volvía a caer al suelo, su pierna le dolía horrible.

—Lautaro —Jonathan corrió para alcanzarle, el rubio con ayuda de Tadeo se puso de pie y miró el segundo piso de la casa, todo el balcón de Eduardo y la mitad del cuarto estaba rodeando el jardín, el resto seguía cayéndose, y Edu con su Madre no aparecían, tampoco Marcos.

—Debemos subir—dijo Tadeo, corriendo hacia dentro de casa y llegando hasta la mitad de la escalera, Lautaro trató de seguirle, pero un dolor en su corazón le detuvo por completo, el chico debido a su accidente con aquella bala no estaba perfectamente bien como antes, cualquiera situación podía provocarle un ataque.

—Lau... —Jonathan se le acercó y le ayudó a tomar asiento en el suelo —Quédate acá por favor.

—Pero es mi novio quién está allá arriba.

—Lo sé pero también es mi hi... —Jonathan se detuvo al escuchar el ruido de la escalera cayéndose, Tadeo miró desde arriba, ya nadie más podría subir.

—Busca a Mamá —le gritó su hijo —Yo a Eduardo —Jonathan asintió sin poder ser visto por su hijo, el mayor le ordenó a Lautaro no levantarse, le ayudó a salir para el jardín que era el lugar más seguro, la casa en cualquier momento caería por completo, estar adentro era jugar con la muerte.

Jonathan entró a lo que quedaba de la cocina, se acercó lentamente y vio que su esposa se mantenía inconsciente debajo de la mesa, él trató de despertarla pero no logró hacerla reaccionar, solo notó que seguía respirando y debía sacarla de la casa. La tomó en brazos y la llevó donde Lautaro, el rubio le mojó el rostro con agua de la piscina, ella poco a poco fue abriendo los ojos, pero luego volvió a desmayarse.

Solo TúWhere stories live. Discover now