Capítulo 37 - Perdón, perdón, perdón

3.9K 510 129
                                    

Omar entrelazaba los dedos de su mano, miraba la hora en su teléfono y como la comida se enfriaba en la cocina, era tarde, después de un largo rato de espera su Padre llegó, frotando sus manos para entrar en calor y yendo a su cuarto por una chaqueta.

—Hace un frío horrible —dijo —¿Qué tal Omar?

—Bien, te... te estaba esperando.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué vienes tan tarde?

—Había mucho trabajo, llevamos un mueble casi al otro lado de la ciudad y nos perdimos al regresar, el gps dejó de funcionar —El Papá de Omar era conductor de un camión, entregaba muebles grandes, cocinas y demás cosas que la gente compraba por internet —Voy a cenar, ducharme y dormirme, estoy agotado... —bostezó.

—Pero Papá yo... —Omar presionó sus labios —Quería hablar contigo.

—¿Es muy importante? Muero de sueño —El hombre puso a calentar la comida, Omar pensó que quizás no era un buen momento, por lo que prefirió decirle que no era nada urgente, como él ya había comido solo sonrió de forma pequeña y caminó a su cuarto.

Tendiéndose en su cama, revisó su móvil y notó que tenía un mensaje, se entusiasmó al pensar que era Augusto, pero no, era otro chico.

Eduardo: Hola, ¿Cómo estás? ¿Todo bien?

Omar: Mas o menos, no he podido hablar con él, pero lo intentaré de nuevo mañana.

Eduardo: Ánimo, me llamas cualquier cosa.

El chico dejó su móvil sobre la mesita de noche, acarició por un segundo su labio y recordó aquel primer beso con Augusto, lo extrañaba mucho.

En su mente todo comenzó a trasmitirse en cámara lenta, sonriendo cuando sus labios tocaron los del chico, maldita sea ¿Por qué la había jodido con él? Había sido un tonto, y mañana intentaría volver a pedir disculpas, tenía que intentarlo, no se quedaría tranquilo.

Mientras tanto Eduardo miraba la página de internet de la Universidad, con desconfianza y nerviosismo ingresaba a la sección de cursos extracurriculares y encontró el de fotografía que comenzaba al siguiente semestre, el actual terminaba en dos semanas, así que no faltaba mucho, y lo cupos eran limitados.

Mirando la letra E en su teclado, comenzó a escribir su nombre, sus intereses, la carrera a la que asistía y se anotó al curso, el profesor aún no lo conocía, pero solo la idea de aprender un poco más ya le entusiasmaba.

—¿Qué haces cariño? —Su Madre entró al cuarto, Edu se puso de pie para ordenar un poco y le contó sobre el curso —¿En serio? Es genial, te veo muy entusiasmado.

—Creo que estoy volviendo a tomarle el gusto a la fotografía.

—Como antes —sonrió —Si, me acuerdo —Ella tomó asiento en la cama del chico, miró alrededor y Edu se puso a su lado.

—¿Qué sucede?

—Nada, solo... quería saber... Edu... ¿Eduardo eres feliz? ¿Ahora? ¿En este momento? ¿Ha funcionado lo que hemos estado haciendo? —El pelinegro presionó sus labios, miró su cuarto por un segundo hasta que la jirafa con la letra L en su escritorio le indicó la respuesta.

—Si —dijo Edu —Lo soy Mamá.

—¿No me mientes?

—Claro que no —rió —Te lo prometo —Su Madre le abrazó, Edu le regresó el abrazo con fuerza y cerró sus ojos.

Solo TúWhere stories live. Discover now