Capítulo 33 - Estrellas en el cielo: Parte 2

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Eduardo cepillaba sus dientes y escupía el agua en el lavadero, se miró en el espejo y analizó su apariencia, una remera blanca manga corta y un short era su pijama, exhaló nervioso y abrió la puerta del pequeño baño, Lau estaba sentado en la cama vestido similar a él, buscando algo que ver en la televisión que estaba puesta en la pared.

—¿Qué hora es? —preguntó Edu.

—Son casi las doce —bostezó Lau apagando la televisión —¿Vamos a dormir?

—Tengo algo de sueño —Edu se quedó al lado del rubio, entrelazo sus dedos mientras su mente le hacía recordar cosas que él no quería —Por cierto... —susurró nervioso, tomando su bolso desde el suelo y sacando las jirafas de peluche que había comprado —Te la iba a regalar la otra noche que te pedí que habláramos.

—¿Esa vez que me enfadé? —preguntó el rubio algo avergonzado.

—Si —dijo Edu, entregándosela al chico —La que tiene la "E" es tuya.

—¿Tú tienes la "L"? Eduardo qué lindo, la pondré en mi escritorio, gracias —Eduardo miró al chico, le abrazó y respiró perturbado, sus recuerdos le asustaban y le creaban pesadillas aún estando despierto.

—Confío mucho en ti, sabes —dijo Eduardo —No tienes idea, no habría hecho esto con cualquier persona, solo contigo.

—Edu es muy importante que confíes en mí, yo también lo hago, eres el primer chico con el que estoy —Eduardo escuchó y la última oración hizo eco en su mente, desconectándose por un segundo de la conversación, sonriendo y abrazando a Lautaro para poner su cabeza en su hombro y cerrar los ojos.

—También tú Lautaro, también tú —Lau acarició lentamente todo el cabello de Edu, poco a poco también cerró los ojos y se quedó dormido al mismo tiempo que su novio.

***

Al despertar, Eduardo se dio cuenta estaba acostado en un estacionamiento gigante, algo abandonado, muy oscuro, donde solo la luz de algunas de las bombillas iluminaban cada seis metros.

—¿Lautaro? —Eduardo se puso de pie, se sintió mareado, como si le hubieran dado un golpe en la cabeza, caminó lentamente para tratar de rodear el lugar, pero no había salida, las luces se fueron apagando una por una, Eduardo asustado caminó hacia donde aún había luz, sus muñecas y piernas comenzaron a picar mientras avanzaba, cada paso le provocaba más irritación hasta que llegó a un punto que Edu soltó una lágrima por el dolor, bajando la mirada y viendo sus muñecas completamente rojas, como si hubiera estado esposado por mucho tiempo —¡¡Lau!! —volvió a gritar, pero nadie le escuchaba.

Llegando al final del estacionamiento, escuchó que un auto frenó del golpe al fondo del lugar, volteándose y viendo a Lautaro esposado y arrodillado, Edu corrió hacia él pero alguien disparó y Lau cayó al suelo antes de que el pelinegro pudiera llegar.

Eduardo abrió sus ojos y despertó de la pesadilla, su corazón latía con fuerza, tomó de su bolso su inhalador y tuvo que tomarse bastante tiempo para volver a respirar con normalidad, hasta darse cuenta que Lautaro no estaba a su lado.

—¿Lau? —preguntó asustado —¡Lau!

—Hey —el rubio salió del baño, subiéndose el cierre de su sudadera y mirando al chico —¿Qué pasa?

—Nada... nada solo... me asusté, no te vi.

—¿A poco creías que me iría a mitad de la noche? —Lau hizo un puchero y Edu negó de inmediato.

—No, no por supuesto que no, es solo que... —Eduardo sacudió su cabello, volvió a dejar su inhalador en su bolso y exhaló con tranquilidad al tener a su chico frente a él —Tuve una pesadilla, es todo.

Solo TúWhere stories live. Discover now