Capítulo 2 - Solo estoy haciendo mi trabajo

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Eduardo masticaba de malas ganas la comida de la cena, el arroz estaba condimentado con demasiados sabores, lo cual no le agradaba, pero comía en silencio, mientras más luego terminara, más pronto podía ponerse de pie de la mesa e irse a su cuarto

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Eduardo masticaba de malas ganas la comida de la cena, el arroz estaba condimentado con demasiados sabores, lo cual no le agradaba, pero comía en silencio, mientras más luego terminara, más pronto podía ponerse de pie de la mesa e irse a su cuarto.

—...Entonces le dije que la maquina estaba mala, pero tuvimos que llamar... —Su Padre hablaba de todo lo que había hecho en su día, su hermano le escuchaba a ratos pero su esposa le prestaba total atención a cada palabra, Edu rodeó la mirada por un segundo —¿Te está aburriendo lo que estoy diciendo?

—¿Eh? —Eduardo se conectó a la conversación, negó en silencio y continuó comiendo, bebió por completo su vaso de agua —¿Puedo ponerme de pie? —Su Madre asintió, el chico se levantó de su silla, subió rápidamente las escaleras y entró a su cuarto, se lavó los dientes y luego se lanzó a su cama, tomó el móvil y revisó si tenía alguna notificación nueva, pero a excepción de unos nuevos videos en internet y dos publicaciones en las redes sociales de algunos famosos, no había nada más.

Aburrido dejó el móvil a un lado, se levantó y se acercó a su balcón, tomó asiento en su silla de mimbre y se quedó viendo el cielo, admiró las estrellas por un momento hasta que soltó una exhalación, volviendo a entrar a su cuarto y encendiendo su televisión para buscar algo hasta dormirse.

Su alarma sonó más temprano de lo normal, el viajar en metro lo obligaba a levantarse media hora antes. Eduardo frotó sus ojos y se levantó con lentitud, se dio una ducha y trató de acomodar su cabello, pero sus rulos negros eran más rebeldes que otros días.

Usando una gorra color gris fue que tomó su bolso, salió de su cuarto y bajó las escaleras, sacando una leche y una manzana desde la nevera, le saludó con una sonrisa a la cocinera y luego caminó hasta el pasillo.

—Buenos días —le saludo su Madre —¿Cómo has amanecido?

—Bien ¿Y tú?

—Muy bien, te has levantado temprano hoy.

—Viajo en metro ¿Lo recuerdas?

—¿Tu Padre aún no te regresa las llaves de la camioneta?

—No, pero no importa, es su forma de castigarme —Eduardo levantó los hombros, le besó la mejilla a su Madre y se alejó —Ten un buen día Mamá.

—Igual tú —dijo ella de forma pensativa. Eduardo salió de casa para ir a tomar el metro, mientras tanto su Madre esperaba a que su esposo saliera de la ducha, al verlo ella se lo quedó viendo enfadada.

—¿Sucede algo?

—¿Por qué no le has regresado las llaves a Eduardo?

—Está castigado —el hombre dejó caer la toalla que sostenía en su cintura, desnudo comenzó a buscar ropa y su esposa se enfadaba aún más.

—No quiero pelear sobre esto, debes regresarle las llaves hoy mismo cuando regrese, sabes que es por su seguridad.

—Es más seguro que él viaje sin conducir ¿No crees?

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