Capítulo 20: El Séptimo Hokage

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Sasuke

El aire se aligeró y los arboles reverdecieron, entre tanto, nos alejábamos de la ponzoñosa montaña. Diez ninjas habíamos partido de la Hoja y, sin embargo, ahora sólo quedábamos cinco. Y todavía no estábamos cerca de encontrar a Sakura.

No recordaba la última vez que había dormido propiamente o probado algún bocado que no supiera a arena. Me había prometido que no volvería a perder a mi familia. Pero, tras cada minuto, se asentaba en mí la idea de que, quizás, no podría cumplir mi palabra.

— ¿Crees que está bien? — Preguntó Hinata a mi lado y seguí la dirección de su mirada. Era Naruto.

Naruto caminaba a paso lento y con la mirada baja. No había dicho palabra alguna desde que habíamos dejado atrás a Rock Lee y Ten Ten, y se veía molesto. Como Hokage se culpaba por no haber podido salvaguardar al equipo y como amigo...

De todo lo demás.

— ¿Qué pasa? — Le pregunté, sin mucho tacto, al llegar a su lado. Naruto no respondió, ni siquiera estaba seguro de que me hubiera escuchado. — Esta clase de situaciones son naturales en...

— No, Sasuke. — Sentenció con fiereza enfrentándome. — Nada de esto tuvo que pasar desde un principio. Tuve que haber calculado mejor el riesgo, previsto que...

— Suficiente. — Lo interrumpí con severidad. — Este es el mundo real, Naruto, y este es nuestro trabajo. Desde un principio se nos advierte sobre los peligros de convertirnos en ninjas en la Academia, la posibilidad de perder a alguien durante una misión. Esas personas sabían lo que hacían cuando decidieron sacrificarse para... — No sentí el empujón de Naruto hasta cuando me encontré a mí mismo aterrizando pesadamente en el suelo.

— ¡¿Esas personas...?! — Gritó Naruto con un destello anaranjado en sus pupilas. Y por el rabillo del ojo observé como Kiba detenía a Hinata de unirse a nuestra animada conversación. — ¿Esas... personas? — Repitió con enojo para sí mismo. — ¡¿Cómo te atreves, Sasuke?! Ellos son nuestros amigos ¿Por quién crees que están haciendo todo esto?

— Ciertamente no es por mí. — Refuté con frialdad. — Por si no lo recuerdas, yo fui el que les pedí que no se metieran en esto.

— Eso no es... — Se acercó hacía mi con los puños apretados hasta que llegó a centímetros de mí y tomó mi capa con amenaza. — Desde el momento en el que les quité sus bandas, dejaron de tener cualquier tipo de obligación de estar acá. Si vinieron fue porque les importa Sakura... incluso tú, Sasuke. Así que no me vengas con esa estupidez de que son figuras intercambiables.

Tomé su muñeca, la apreté y la forcé a soltar mi túnica bruscamente. No me apetecía pelear con Naruto ahora. Él quería creer que todos éramos amigos, pero, en mi caso, no era así. Nunca lo había sido. Después de todo lo que había hecho, no esperaba que en la Hoja me recibieran con los brazos abiertos. Siempre me había sentido como un extraño en mi propia Aldea y, por eso, no podía perderla a ella.

>> ¿Qué acaso no te cansas, Sasuke? — Continuó Naruto cuando le di la espalda con la intención de marcharme. — De siempre fingir ser fuerte y que nada ocurre. Sé que soy el Hokage y todo eso ¡Demonios! Sé que debería ser lo que Shino, Kiba y Hinata necesitan ahora, pero no puedo ver cómo mis amigos sacrifican sus vidas y quedarme callado. Yo no puedo ser como tú e ignorar las cosas que me importan. — Apreté la mandíbula y ahogué el enojo en mi interior.

— ¿Crees que esto es fácil para mí? — Respondí entre dientes. — ¿Crees que es sencillo ver cómo cada hora pasa sin tener señales de Sakura? — Me volteé a verlo. — ¿Qué acaso crees que no he pensado en cómo voy a decirle a Sarada todo esto? ¿En cómo voy a poder verte a los ojos si a mi esposa le llegara a pasar algo? A diferencia de ti, yo no dejo a los demás leer mis emociones. Pero no llegues a pensar, ni por un momento, que esto me es fácil.

Recuerdos de la Hoja: Confesiones de los Once de KonohaWhere stories live. Discover now