Capítulo 16: ¡Formación Ino- Shika- Chō!

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Shikamaru

Di un forzoso paso hacia adelante mientras sentía grandes gotas de sudor atravesar mi cara. Mis pies y manos estaban entumecidos y mi propio aliento se congelaba frente a mis ojos. Tras poco menos de una hora, que se sintió como un día entero, pude observar la salida del bosque y me apresuré, con Rock Lee a cuestas, a dejar atrás los frondosos árboles.

— Es hora de despertar. — Sentencié mientras lo soltaba con algo de brusquedad en el suelo. Shino, Ten Ten y Chōji hicieron lo mismo con el resto del equipo. Masajeé mi cuello algo preocupado y clavé mi mirada en el camino de salida del Bosque. — Viejo... eso fue algo aterrador.

— ¡¿Akamaru?! ¿Eres tú, amigo? — Gritó Kiba mientras se recomponía con somnolencia. Era una suerte que su peluche gigante no hubiera colapsado también en medio de las tinieblas. En ese caso, hubiéramos tenido que escoger entre los dos y eso hubiera sido algo más que un problema.

— ¿Dónde estamos? — Preguntó Hinata preocupada mientras se daba pequeñas palmaditas en los cachetes. — ¿Dónde están Naruto y Sasuke?

— Esos dos deberían volver muy pronto con Ino. — Expliqué con un creciente dolor de cabeza. Tenía un mal presentimiento, aunque aún no sabía exactamente por qué. – Digamos que nuestro recibimiento al lugar no fue precisamente amistoso.

— Yo... recuerdo haber tenido una horrenda pesadilla. — Musitó Rock Lee arrodillado con las manos y mirada fijas en el suelo. — Neji estaba allí, así como ese despreciable viejo y Sakura.

— Sí, me pasó igual. – Anotó Ten Ten mientras examinaba una de sus dagas. — De no ser por Ino, no sé si hubiera podido escapar.

— ¿Ino? – Preguntó Kiba confundido.

— Sí... ella fue la que nos ayudó a huir...— Respondí pensativo antes de que la realización me atravesara como un rayo. — ¡Un momento, Ten Ten! ¿Tú también conociste a ese vejestorio?

— No... yo... esto... es complicado... ¡Miren! Alguien se acerca... — Enfoqué mi mirada en la salida del bosque y pude observar a sombras acercándose a paso lento hacía nosotros... uno... dos... ¡Maldición!

De las tinieblas se hizo nítida la imagen de Sasuke cargando a Naruto con una indescifrable expresión. Al llegar frente a nosotros, ambos colapsaron de cansancio y pronto Hinata se abalanzó en su ayuda. Miré a Chōji consternado y él me devolvió la misma mirada.

— ¿Dónde está Ino? — Inquirí intentando mantener la calma.

— ¿Ino? – Respondió Sasuke claramente aún afectado por lo que sea que hubiera visto en sus pesadillas. — Asumí que Naruto y yo éramos los últimos en el Bosque. Cuando desperté no vi a nadie más, así que me encargué de inmovilizar a Naruto y sacarlo de allí.

— ¡¿Y cómo demonios creías que habías despertado?! — Pregunté con más rabia de la que pretendía.

Yo sabía que esto podía pasar y, sin embargo, no hice nada para detenerlo. Ya una vez había fracasado en proteger a los miembros de mi equipo en una misión y me había jurado que no volvería a hacerlo. Apreté mis puños y me moví hacía ellos. Sin embargo, Chōji interpuso uno de sus brazos en mi camino y me miró con una expresión de seriedad que solía guardar para estas situaciones.

— Aunque la opción más fácil sería desquitarnos con ellos por la desaparición de Ino, eso no la traería de vuelta. Sería más fácil culparnos a nosotros mismos, quienes fuimos la que la dejamos a su merced. — Explicó Chōji redirigiendo su mirada al Bosque.

— Ino sabía que esto podría pasar y, aún así, insistió en que la dejáramos. — Balbuceó Ten Ten asustada desviando la mirada.

— ¿De qué estás hablando? — Preguntó Naruto aún aturdido. — ¿Qué diablos pasó allá dentro?

— En el Bosque de las Almas fuimos atacados por una toxina que neutralizaba el control de nuestra mente y producía alucinaciones hasta llevarnos al suicidio. — Empezó Shino quien, hasta ese momento, había permanecido callado. — Si eras ajeno a esta clase de ataques o poseías una mente débil, la única opción que tenías para escapar era que alguien más te liberara; alguien que pudiera ingresar a tu mente, tal como Ino. Sin embargo, para esto, nuestra compañera tenía que traspasar su mente y dejar su cuerpo a la deriva. Cuando liberó a Sasuke, era natural que el Bosque intentara absorberla y ustedes no la hubieran visto. No obstante, Ten Ten tiene razón en algo: Ella sabía de los riesgos y, a pesar de esto, nos pidió dejarla.

— Demonios...

— Debió ser difícil para ella tomar esa decisión. — Musitó Rock Lee y el enojo en mi pecho se arrastró por todo mi cuerpo. Hablaban como si ya no pudiera hacerse nada para rescatarla.

— Entonces ¿Qué planean? ¿Abandonarla? — Refuté y todos los demás se quedaron callados en un incomodo silencio. — Ino, al igual que todos nosotros, tiene una familia y es nuestra amiga ¡Maldita sea! El propósito de esta misión es rescatar a una persona, no perder a más en medio del camino. Tenemos que ir por ella.

— ¿Estás bromeando, viejo? — Preguntó Kiba. — Apenas y pudimos salir de allí con vida. Además, no sabemos qué más cosas se esconden entre los árboles. — Miré a Chōji por una respuesta, y él asintió la cabeza en mi dirección.

— Chōji y yo iremos por Ino. — Resolví. — Ustedes continúen su camino y vayan por Sakura. Después de todo, el sacrificio de Ino sería en vano si no completamos la misión.

— Pero Shikamaru...

— ¡Ni lo sueñes! — Gritó Rock Lee. — Todos somos un equipo, lo mejor sería que urgiéramos una estrategia y triunfáramos juntos. Aumentaría la posibilidad de éxito.

— O de que nos mataran a todos. — Anotó Sasuke para mi sorpresa. — Shikamaru tiene razón. Ellos tienen tanto derecho de ayudar a Ino, como nosotros a Sakura. Además, son ninjas de rango alto capaces de tomar sus propias decisiones en batalla.

— Con todo respeto, amigo, no creo que tengas derecho a hablar en esta situación. — Le reprochó Kiba. — Todos sabemos que quieres rescatar a Sakura, lo entendemos. Pero dejar atrás a un cuarto de nuestro equipo suena algo excesivo. Sobre todo, cuando apenas logramos superar la primera parada.

— Chōji y yo fuimos de las únicas personas en no ser arrastradas por el Bosque. —Recalqué irritado. — Además, al ser un equipo, trabajamos bien juntos. Entiendo si los demás no están de acuerdo, pero esta es una decisión que tomamos juntos. — Me volteé hacia Naruto. — Eres el Séptimo Hokage de la Aldea de la Hoja y, posiblemente, el único que nos pueda hacer cambiar de opinión. Así que, si tienes algo para decir, será mejor que lo hagas ahora.

Naruto hizo un pequeño paneo frente a todos nosotros antes de suspirar de frustración y buscar algo en su mochila. De repente, se acercó frente a Chōji y a mí y nos entregó tres bandas ninjas. Miré anonadado a Chōji, y un nudo se formó en mi garganta al notar la triste expresión que pintaba el rostro de Naruto.

— Asegúrense de entregársela a Ino cuando la encuentren.

— Naruto...

— Tengo una misión para ustedes: encuentren a nuestra amiga y tráiganla de vuelta. Los estaremos esperando más adelante, antes de llegar a la Fortaleza de Piedra. — Terminó mientras nos enseñaba el pulgar, y Chōji y yo sonreímos.

— ¡Lo haremos!

Nos despedimos de los demás con un incomodo gesto, antes de verlos perderse por el horizonte y sentir aún más helado el frío del lugar. Me volteé con mi amigo en dirección al Bosque de las Almas y tragué saliva mientras él estiraba sus músculos.

— ¿Estás listo? — Chōji sonrió.

— ¿Quiénes somos?

— El equipo Ino— Shika — Chō.

Resiste un poco más Ino, y...

Buena suerte, chicos.

Recuerdos de la Hoja: Confesiones de los Once de KonohaWhere stories live. Discover now