Candy » Baekhyun

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🥠 Jinah

Me había levantado temprano con el fin de pasear a Mongryong tan pronto me despertara, al fin que estaba lo suficientemente fresca gracias a la travesura de anoche que se llevó a cabo en el baño. Me sentía feliz y conforme con dicha experiencia, sentía que poco a poco estaba generando más confianza con Baekhyun y así también un amigo.

Durante mis años escolares recolecté buenas relaciones de amistades que podía contar con los dedos. A decir verdad tanto Jimin como yo tuvimos la mala suerte de toparnos con gente que nos veía raro por ser iguales aunque a la larga la situación fue una muy distinta. Sucedió hasta el instituto que nos hicimos de verdaderas amistades que ambas compartíamos, entre esas mi antiguo novio, Choi Junhong.

La realidad es que Jimin siempre fue más abierta con las personas, no le importaba para nada lo que la gente pensase o dijese sobre ella así que se le hizo fácil estar obsesionada con sus ídolos cantantes y cosechar amistades que tuviesen los mismos intereses.

Yo por mi lado me concentraba con mis amigos de siempre, si bien el que fue más fiel con nosotras fue Junhong, también me hice de otras amistades. No obstante siendo un tanto más independiente solía perder contacto con las personas fácilmente, no es que no me importasen, simplemente que a veces ponía en segundo plano la diversión por las responsabilidades.

Y aquello lo percibí cuando me descubrí a mí misma paseando sola junto con un perro que ni era mío mientras que alrededor del parque había parejas de amigos haciendo ejercicio juntas o novios teniendo una cita.

Sin embargo no era importante, en ese momento tenía otro objetivo en mente y era convertir a Beomgyu en el mejor de su clase.

Baekbeom accedió a dejar a Beomgyu en mis manos para poder ir a un compromiso con su esposa, que cuando me lo comentó pareció una verdad a medias. Después de ver mi rostro dubitativo, confesó que irían a un chequeo médico. Más piezas se unían y confirmaban mis sospechas.

―Mi papá en realidad va a llevar a mi mamá con el doctor ―admitió Beomgyu tomando con fuerza su lápiz.

Yo, que no le había quitado la mirada de encima, me sorprendí por su actitud e hice que volteara a verme y así le regalé una sonrisa suave y cálida.

―¿Ya descubrieron de que está enferma tu mamá? ―pregunté colocando los codos sobre la mesa para acercarme un poco al pequeño niño.

Beomgyu, quien ya había concluido su tarea de inglés, cerró el libro y lo apartó lejos y asintió ante mi pregunta.

―Dijeron que voy a tener un hermano o hermana.

Sonreí de oreja a oreja pensando que mi instinto no había fallado pero al ver que el rostro del niño no denotaba nada de felicidad, el corazón se me contrajo pensando en los celos que estaba sintiendo.

―¿No te da emoción pensar en que tendrás a alguien con quien jugar?

Tenía el impulso de acariciar su cabeza para darle consuelo pero no podía cruzar esa línea, al fin y al cabo éramos maestra y alumno.

El pequeño negó de inmediato y para calmar el ambiente, hice un leve puchero hacia él que lo hizo reaccionar.

―Puede que sea niña y las niñas no juegan con los niños.

Se veía tan simpático cruzándose de brazos que no pude evitar reír y morir de ternura internamente. Me estaba derritiendo el corazón con su inocencia.

―¡Quién dice que no! ―rebatí y me miró reacio―. Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas preferíamos jugar con balones porque era más entretenido que las muñecas.