Especial

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🍭 Baekhyun 🍬

Mudarnos a Bucheon fue por mucho, la mejor decisión que pudimos tomar. Al cabo de un tiempo logramos las metas personales que nos planteamos y ahora vivíamos en mi ciudad natal, en una casa con las justas necesidades para nuestra pequeña hija, quien ahora estaba en la mitad de su tercer año de vida.

Éramos poseedores de una rutina normal, como la de nuestros vecinos o los compañeros de trabajo. Desayunábamos juntos, vestíamos a nuestra princesa y la llevábamos al kínder, y después cada uno partía para su respectivo empleo.

Jinah, con la mano en la cintura logró obtener su traslado para la nueva ciudad. Mi madre había sido un importante apoyo para que ella pudiese lograrlo. Ambas familias en realidad nos habían brindado su ayuda en cada cambio que hacíamos.

Los fines de semana recibíamos o realizábamos visitas protocolarias a nuestros familiares, compartíamos nuestros momentos con ellos antes de volver a la misma rutina que empezaba los lunes temprano.

Reincorporarme a la sociedad fue algo tortuoso. Mi nombre dejó de sonar tiempo después de anunciar mi salida de la compañía, el nombre de EXO me persiguió por un tiempo, y fue hasta que la sombra se hizo casi invisible que comencé a trazar mi nueva normalidad.

He de decir que gracias a ese pasado lleno de glamur y de cámaras a todo momento, podía tener la vida que ahora llevábamos. Muchos padres de familia estaban felices de que alguien retirado del medio artístico y que había tocado los corazones de millones de personas en el país, fuese el instructor en música de sus hijos.

No me quejaba para nada. Se convirtió en un chiste local dentro de la casa pensar que esos niños a los que apoyaba a leer partituras o a entonar sus voces pudieran ser como yo en unos años. A pesar de que Jinah múltiples veces realizaba la incómoda de pregunta de "¿No quisieras volver?", mi respuesta siempre era negativa.

Simplemente no. Había hallado la felicidad dentro de tantas personas y no la echaría por la borda por un momento sublime lleno de fama que no dudaría ni un parpadeo.

Estaba bien así.


Hoy era nuestro primer aniversario como esposos. Tenía que hacer algo muy especial y fuera de lo común, por primera vez haría algo loco dentro de la rutina.

Le envié el mensaje de aviso que necesitaba su presencia en el salón de música de la escuela. Seguramente había fruncido el ceño de sólo leerlo y había guardado sus cosas para bajar a regañadientes conmigo.

―Recuerda princesa, cuando llegue mamá debes evitar que llore ―le advertí a Nahyun quien miraba la escena con gran devoción.

―Sí papá ―asintió y me dio un beso en la mejilla para después posicionarse junto de la puerta de entrada.

Esperé pacientemente y hasta que Nahyun me dio la señal que habíamos acordado, comencé a entonar mi voz acorde a las notas que surgían de las teclas monocromáticas del piano. Hace tiempo que no cantaba con tanta entrega pero estaba feliz de hacerlo y que fuesen mis dos personas más importantes las que estuviesen contemplando ese momento.

Lo que quieras, lo que digas

Lo haré contigo

Para que siempre puedas tener una sonrisa

Yo, el que ves, nunca cambiaré ni un poco cuales fueran las razones

Permaneceré contigo de la manera en que soy en este momento

Pronuncié los versos fijándome atentamente en la reacción de mi esposa, quien veía todo atónita y con una sonrisa enternecida. Sin importar el paso del tiempo, su admiración por mi voz seguía siendo la misma y por fin le cumplí el cantarle en un salón de clases.

Cuando la última nota sonó, Jinah ya estaba junto de mí con Nahyun tomada de su mano, ambas fascinadas por el talento que aun poseía y podía explotar un poco gracias a la motivación que tenía frente.

La mano delgada de Jinah reposaba sobre la tapa del piano, relucía el par de argollas que habían sellado nuestra unión. Le sonreí dulcemente y sostuve aquella mano con la mayor seguridad de todas, y con la otra tomé la de mi pequeña que siguió aplaudiendo tan pronto terminé.

―Feliz aniversario esposa.

Llamarnos por nuestros títulos familiares usualmente causaba un leve nerviosismo y sonrojo por parte de ambos. Por increíble que sonara tardamos mucho en acostumbrarnos a dejar los típicos apodos y comenzar a decirnos por lo que éramos, esposos.

Jinah acomodó a Nahyun junto de mí y me sonrió como siempre, embelesada por cada momento que a mi lado vivía.

―Yo también te preparé algo, esposo ―anunció rebuscando en su bolso de mano aquel regalo que tenía dirigido como destinatario mi nombre.

Volteé a ver a mi hija y alcé mis cejas con anticipación al recibir una pequeña caja cubierta de un moño rojo. Era mi color favorito así que seguramente el contenido sería igual de dedicado para mí.

Nahyun se paró sobre el banquillo en que nos hallábamos y esculcó junto conmigo el contenido. Al verlo ambos nos extrañamos.

―Mm son lindos Jinah pero no creo que sean del estilo de Nahyun y dudo que me queden ―mencioné con tiento.

No entendía por qué había guardado dentro un par de guantes amarillos sumamente pequeños, el color favorito de Nahyun era el rosa y mis dedos apenas podrían ser cubiertos hasta la punta por esa prenda.

Elevé mi vista a la suya, estaba calmada y nada molesta. Había una sonrisa permanente en su rostro, la cual se iluminó segundos después.

―Dio positivo.

Aún más extrañado fruncí el entrecejo. Jinah simplemente señaló los guantes de invierno que tenía entre mis manos, posteriormente bajó su vista a su viente y finalmente relacioné ambos sucesos.

―¿Positivo? ―reformulé la pregunta levantándome del asiento porque de otra forma me desmayaría y nadie me sostendría.

Jinah asintió delicadamente. No dudé ni dos segundos en esperar a rodearla con mis brazos y alzarla por todo lo alto para celebrar esa noticia.

¡Sería papá de nuevo!

―No sabes el esfuerzo descomunal que hice para esperarme hasta hoy.

Nada tímido la callé con un fundido beso que elevó mi emoción hasta el cielo y la mantuvo allí durante un largo tiempo. No besaba sólo a mi esposa sino a la futura madre de mis dos retoños.

―Te amo, te amo, te amo. Gracias por este regalo ―alargué la dicha y volví a consumir nuestro amor en un simple hecho, abrazarla con todas las fuerzas que tuve.

―Gracias a ti por mantener tu promesa y hacerme la mujer más feliz del mundo.

Lo haría hoy, mañana y siempre. Cuidaría a esas tres personas con mi vida y no dudaría en amarlos como si mi vida dependiese de ello, aunque realmente así era. Ellos eran mi vida entera y los adoraría hasta el final de mis días. 

🍭 🍬

Holaaa, van a decir "Esta loca ¿qué?".

Sólo quería compartirles este especial que tenía guardado y realmente no sabía si subirlo o no, al final me decidí porque sí. Espero les gusté y puedan dejarme sus opiniones. 

Ansio leerlxs en otras historias en el futuro, muchas gracias por su apoyo 

Candy » BaekhyunWhere stories live. Discover now