36_

249 16 2
                                    

—Bien, vamos empatados —comenzó Adam dramáticamente—. El último round decide, el que gana se lleva la gloria y el que pierde la vergüenza eterna, además de tener que pagar los helados.

— ¿Todo por no saber atrapar un osito de goma con la boca? —inquirí mientras reía.

—Tú misma lo has dicho, así que —comenzó y levantó el osito de goma apuntando en mi dirección— a la 1... a las 2... y a las... 3.

El osito voló por los aires y yo abrí la boca al instante moviéndome de un lado al otro y, en un último momento, al saber que iría al piso pude atraparlo con las manos y lo llevé directo a mi boca y celebré moviendo mis brazos mientras tragaba la gomita. Por su parte, Adam se quejaba.

— ¡Eso fue trampa, no se vale!

—Ve pagando mi helado, niño rico —me burlé.

Como eran vacaciones, la compañía de cine de la ciudad siempre organizaba todos los sábados de estos meses el cine al aire libre. Constaba de poner una gran pantalla en el parque y varias familias, amigos y parejas se reunían alrededor como forma de picnic para ver la película que pasarían totalmente gratis. Adam y yo habíamos optado esta decisión de venir casi todos los sábados y ver la película aunque no la conociéramos, ese era el juego, conocer nuevas películas que nunca habíamos visto antes.

Esta noche daban Casablanca que no necesitabas ser un cinéfilo para saber que era una película antigua. Hasta ahora me está gustando, a Adam no tanto si del aburrimiento comenzó este juego con ositos de goma.

Seguimos viendo en silencio la película que ya estaba a punto de terminar. Por mi parte, necesitaba con urgencia saber qué pasaría con Rick e Ilsa. Por otro lado, Adam se recostó con mis piernas cruzadas de almohada mientras jugaba con mi cabello.

La película dio a su fin dejando a gran parte del público llorando, por mi parte estaba furiosa con el final, me parecía uno muy injusto. Mientras pasaban los créditos y algunas personas se levantaban para recoger sus cosas, encontré a Adam durmiendo. Lo moví para que se levantará y el refunfuñó algo para volver a acomodarse más.

—Adam —lo llamé moviéndolo con más fuerza.

Él abrió los ojos exaltado y, al verme, su rostro se suavizó.

— ¿Ya terminó la película? —preguntó pesadamente mientras se sentaba en su lugar.

Tomamos nuestras cosas y guardé la comida que habíamos traído en mi mochila y la cargué en mi espalda para luego levantarnos. Adam liberó un bostezo y extendió su mano para que lo ayudara a levantarse. Lo ayudé y hablé.

—Sí, lo sabrías si no te hubieras dormido —dije medio en tono de reproche.

—No me dormí, descansé los ojos un rato —se excusó.

Quité el pasto de mis piernas y mi short y le regalé una mirada cínica. Él me regaló una sonrisa inocente para dejar un rápido beso en mis labios y tomar mi mano. Empezamos a caminar en dirección a la heladería que quedaba a un par de cuadras de aquí. La noche estaba calurosa por lo que, por más que sean pasadas las 10, aun transitaban varios autos y por las veredas iluminadas se encontraban sentados y transitando varios grupos entre estos familias y amigos. Pasamos cerca de un show ambulante rodeado de muchísimas personas evitando que viera a los protagonistas cuando Adam volvió a hablar.

—En todo caso ¿en qué terminó?

Decidí abandonar mi postura de reproche para poder quejarme libremente.

— ¡¿Puedes creer que Ilsa y Rick no terminaron juntos?! —exclamé.

— ¿Y debían de quedar juntos? —tanteó Adam.

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]Where stories live. Discover now