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Me aparté al instante retrocediendo un par de pasos mientras veía de papá hacia el hombre con el que me crucé y hablé en la barra cuando fue el casamiento de Adela. Al verlo, no parecía ser ese "tío" del que sabía, aquel que era igual que el resto de la familia de mi padre y nos había dado la espalda. Cuando veía al hombre quien se estaba sentado haciendo una mueca, veía al tipo amable con el que tuve una buena charla aquel día.

De repente, aquella charla volvió a mi cabeza. Él conocía a mi padre, a diferencia de todos los de la alta sociedad que conocí, él fue el primero y único que me habló bien de papá. ¿Acaso fue por eso? ¿Fue porque era su hermano?

— ¡¿De dónde conoces a tu tío, Nova?! —volvió a cuestionar papá.

—Yo... me crucé con él en un evento y hablamos —contesté al instante.

Papá se volteó a ver a su hermano, como si fuera un toro enojado que respiraba pesada y ruidosamente.

— ¡¿Por qué carajo te acercaste a mi hija?! —le gritó pero lo tomé del brazo antes de que volviera a arremeter contra él.

— ¡No fue por nada, simplemente charlamos de cualquier cosa! —hablé.

— ¿No podemos hablar como dos personas civilizadas, Al? —habló Sigmund por primera vez.

El que al parecer era mi tío, se levantó y se quitó el césped de su traje. Gracias a que ahora estaba a mitad del jardín delantero con las luces de la calle, podía verlo mejor. Iba vestido en un traje a simple vista muy costoso, su cabello que alguna vez estuvo bien acomodado gracias a la ira de papá estaba desordenado y observaba a papá con una mirada gélida en sus ojos azules.

Pero, para sorpresa tanto de papá como mía, estos ojos gélidos se derritieron cuando me vieron y me dedicó una sonrisa.

—Es un gusto verte de nuevo, Nova, lamento que sea así —comenzó.

Él era tanto el tipo que fue amable conmigo, así como también el que sin pensarlo le dio la espalda a nuestra familia, tratándonos de lo peor.

— ¿Para qué viniste? —pregunté dudosa.

¿Qué querría de nosotros ahora? ¿Por qué venía a molestarnos? Ahora me encontraba en una encrucijada, ¿debía tratarlo tal como él nos trató a nosotros hace años atrás? ¿O debía de tratarlo igual con el respeto y cordialidad como me trató a mí aquella vez?

—Creo que será mejor si lo hablamos adentro —comenzó Sigmund.

—Ni pienses que eres bienvenido a mi casa —Se me adelantó papá.

—Esto es importante, Alfred —lo cortó mi tío.

Papá soltó una gran carcajada con amargura.

— ¿Qué es tan importante para que la realeza se atreva a voltear a mirarme? —cuestionó papá con sorna.

Y de repente las palabras que soltó hicieron que el rostro de papá se desfigurara.

—Es el tío Iker... Al, él murió. 

***

El silencio tenso podía cortarse con un cuchillo. Mamá, papá se encontraban sentados en el sofá grande y el tío Sigmund se encontraban sentado en el sofá individual, como si estuviera apartado de nosotros, mientras que mis hermanos y yo nos quedamos alrededor escuchando lo que hablaban. Ninguno de nosotros nos meteríamos, pero, por la expresión de papá, nos quedábamos cerca.

Germaine obviamente estaba cansada del largo viaje, por lo que los gemelos decidieron llevarla a su habitación con la promesa de que después le contaríamos lo que sucedió. Luka, Aaron, Jarek y yo no sabíamos si irnos o quedarnos, así que decidimos quedarnos sentados en la mesa, observando todo a lo lejos pero atentos a las reacciones de papá.

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]On viuen les histories. Descobreix ara