Epílogo 1/2

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4 meses después (8 meses para que se cumpla el año)

Sentía que mi corazón se saldría del pecho mientras retumbaba por todo mi cuerpo mientras más corría por el blanco pasillo. Llegué a una esquina y respiré agitada para tomar aire mientras veía frenética a mi alrededor en donde se encontraban.

Apenas salía de mi trabajo cuando recibí una llamada que causó que mi estomago cayera pesado y un nudo se formara en mi pecho.

Necesitaba mantener la calma, me mandaba con cada segundo que pasaba.

Apenas corté la llamada salí volando del centro comercial, tomé el primer taxi que encontré y llegué al hospital aun sin caer en cuenta de todo lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Era como si estuviera en un sueño, pero, de todas las veces que me pellizqué el brazo, el moretón me servía de prueba para saber que esto no era un sueño.

Esto era real, muy real, pensé mientras las lágrimas volvían a mis ojos.

Doblé por otro pasillo mientras parpadeaba varias veces para alejar las lágrimas hasta que los encontré. Todas las cabezas se voltearon a verme apenas notaron mi presencia y, por más que intentara reprimirlo, un sollozo se me escapó de la garganta al ver a la madre de Sam.

Una sonrisa se formó en mi rostro y caí en sus brazos en un fuerte abrazo mientras ella se reía suavemente por mi reacción. Una vez que nos separamos, lo primero que dije fue:

-¿Puedo pasar a verla?

Con un pequeño asentimiento de Margaret caminé dando grandes zancadas, pero me detuve antes de entrar al notar a la persona apoyada en la pared al lado de la puerta.

-¿Vienes? -pregunté con emoción contenida.

-No... no, me quedaré aquí un rato más -me aseguró Kira con una sonrisa temblorosa y los brazos cruzados.

Asentí y entré a la habitación para quedarme totalmente congelada a mitad de esta. De repente, mis lágrimas nublaron mi vista, todo mi cuerpo temblaba y sonreí mientras soltaba un sollozo y retrocedía un par de pasos para ver todo en perspectiva.

Allí, sobre la cama de hospital, estaba Sam, con su cabello pelirrojo suelto sobre sus hombros y sentada en la cama. Mi amiga levantó la vista para verme con aquellos cálidos ojos verdes y darme una sonrisa. Como si nunca se hubiera ido, como si no se acabara de levantar de un coma de tres años. Ella estaba ahí y era la misma Samara, pero al mismo tiempo sentía que no. Todo había cambiado menos aquella sonrisa dulce y alentadora que conozco desde que tengo memoria.

-Holis -Fue lo único que me dijo.

-Sammy...

Mis pies, como si fuera una ráfaga, se echaron a correr hacia la cama y me tiré sobre la pelirroja para darle un fuerte abrazo. Su cuerpo volvía a estar cálido y solté un sollozo sobre su hombro cuando ella me envolvió también en un abrazo.

-Nunca vuelvas a irte así -pedí contra su hombro mientras me aferraba con ella con fuerza, como si de un segundo a otro fuera a desaparecer.

-Prometo que no lo haré -sentí su voz resonando en su pecho y me reí sin poder contener la felicidad.

Aquella voz dulce, algo raspada, pero que me dejaba en claro que era la misma Samara Daily de siempre.

Aquella Sam que había perdido en aquel accidente y que hoy, luego de tres largos años, había regresado.

Ella había regresado.

***

3 meses después (5 meses para que se cumpla el año)

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]Where stories live. Discover now