48_

197 15 7
                                    

No diría que las palabras de Lonnie me había ayudado, pero en cierta parte si lo hicieron y hasta me dejaron pensando. Es raro, porque en el primer tiempo luego de la muerte de Tyler había optado por no escuchar las opiniones ajenas –muchísimo menos la de Lonnie–, y ahora es la de ella la que me hizo pensar bastante.

Si estaba destinado a suceder, iba a suceder.

Ahora, si aplico esto a mi situación actual, daba consuelo. La mentira, incluso aunque me engañara a mí, no iba a durar para siempre, si bien Sacramento es una ciudad grande, Camille y su familia se movían en el mismo círculo que todos nosotros y sería inevitable el no haberla encontrado por lo menos de pasada. Obviamente podría el destino no ser una perra pretenciosa y haber hecho que Camille encontrara a su príncipe azul, o como fuera que considerara a Adam, tiempo atrás, cuando yo lo consideraba un extraño y recordaría esto como una anécdota rara. Todos estaríamos bien, nadie saldría lastimado y yo seguiría en mi cómodo lugar de soltería.

Lugar donde nunca tendrías que haber salido, me repetía en la cabeza.

Con esta nueva perspectiva me levanté hoy, y porque tenía a Kira amarrada a mi espalda y sin posibilidad de moverme.

Ella ha sido una buena amiga estos días, a pesar de que comenzó su trabajo, no me dejó sola ni un segundo lo cual valoro bastante. No le conté ni a ella ni a Thalía sobre mi reunión con Lonnie, todavía quería que quedara conmigo un tiempo.

Bostecé y acomodé mi cabello rubio el cual se encontraba en una cola de caballo descuidada. Cerré el capó del auto y retrocedí unos pasos con una sonrisa mientras me secaba con el paño que lo único que hacía era mancharme un poco más la mejilla con aceite.

El volver a trabajar en el taller de papá fue algo que sorprendió a todos cuando se los dije hace un par de días, pero era venir a trabajar o seguir auto compadeciéndome en casa. Me distraía el estar aquí, me gustaba en cierta forma. Desde que era una niña y ayudaba a papá a arreglar su auto siempre me interesó el hacerlo, con el tiempo y sin notarlo terminé aprendiendo los procedimientos de pies a cabeza e incluso con los ojos cerrados.

Me gustaba el hacer algo donde por lo menos tuviera el control, así que después del trabajo en Paulin's llegué a casa, me cambié de ropa y vine al instante.

Giré sobre mis pies para encontrarme con Owen quien me observaba con una sonrisa.

—Nova —saludó con una sonrisa.

—Owen —saludé imitándolo.

—Hace tiempo que no te veíamos por aquí, hasta tu padre pensó en no dejarte entrar nunca más —bromeó.

—No me sorprendería de él —me reí—. Quería aprovechar las vacaciones para ayudarlo un poco.

—Es bueno tenerte aquí de vuelta —comenzó.

Miró de reojo detrás de mí y largó una pequeña risita nerviosa por lo bajo. Miré por sobre mi hombro como papá llegaba hasta nosotros con una sonrisa que gritaba "Acércate y te despido" y pasó su brazo por sobre mi hombro.

— ¿Todo en orden? —preguntó papá.

—Sí pa, Owen me decía que estaba feliz de tenerme aquí —contesté por Owen.

— ¿Feliz? —cuestionó papá.

— ¿Por qué nunca dices que estás feliz conmigo? Yo vine todo el verano —lo picó Jarek pasando detrás.

Owen se rió un poco más relajado y le dio una mirada a Jarek quién volvió al trabajo. Ellos son buenos amigos, por lo que siempre que Jarek le molestaba Owen ya se calmaba.

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]Where stories live. Discover now