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Luego de eso todo ocurrió en cámara lenta y a la vez demasiado rápido. En un momento estaba en la cafetería hablando con Adam y al otro estaba de nuevo en la sala de espera, con mamá hecha un mar de lágrimas mientras veíamos como llevaban a papá cuidados intensivos.

Y ahora estábamos sentadas de nuevo en la sala de espera.

-Él estaba bien -dijo mamá con voz temblorosa-. De un momento a otro empezó a sentirse mal...

-Está bien ma -la abracé-, todo estará bien.

Alguien se acercó hacia nosotras y yo levanté la cabeza para ver al doctor Yenkins. Me levanté y mamá se quedó sentada viendo al doctor de reojo.

-Tu padre está bien, logramos volver a estabilizarlo -comenzó-, pero tendrá que quedarse en observación un par de días.

Estaba por hablar cuando mamá se levantó. La miré de reojo y le di una mirada de advertencia, ella no lo vio y se plantó al frente del doctor Yenkins con esa expresión de cuando alguno de los gemelos hace alguna de sus bromas.

-¿Y cómo pretende usted que nosotras paguemos eso? -preguntó.

Rodé los ojos sabiendo a donde quería ir mamá. Si es por ella lo transferirá a un hospital más económico, donde creería que papá estaría mejor. Pero él tiene que estar con su doctor de cabecera en estos casos.

-Busquen alguna manera, señora Jones. Pero mi paciente estará mejor aquí conmigo -dijo el doctor-. Y yo no manejo su bolsillo.

Luego de eso se retiró. Traté de seguirlo con todas las palabras en la lengua pero mamá apoyó su mano en mi hombro para que me detuviera. Le enseñaría a ese doctor lo que es meterse con un Jones.

-No vale la pena -murmuró mamá.

-Ahora entiendo porque dices que es arrogante -contesté.

Era demasiado obvio. La forma en la que nos miraba, en la que hablaba, en como trató a mamá. No me sorprendería en un lugar como estos. Papá era de una muy buena familia, lo cual respondería por qué estamos ahora en uno de los mejores hospitales de toda California, pero una vez que se casó con mamá su familia le dio la espalda. Todo el dinero que poseía ahora estará con alguno de sus hermanos.

El doctor Yenkins es su doctor de cabecera desde el momento en el que era un adolescente, y solo por eso cree lo que es mejor para él. Y nosotros no entramos en esa lista.

Nos sentamos en las sillas de plástico cuando otra persona se nos acercó.

Levanté la cabeza para suspirar.

Genial, lo que necesitaba.

-Hola señora Jones -saludo Adam.

Mamá levantó la cabeza y sus facciones se fueron endureciendo a medida que lo iba analizando. Me llevé una mano a mi cabello rubio tratando de descifrar como es que aparece en cada momento inoportuno.

-Oh, tú eres... -comenzó mamá.

-Adam, un gusto -el castaño le sonrió.

-¿Qué haces aquí? -fui por las claras.

Adam me vio y sonrió. No voy a mentir, es sumamente atractivo y esa sonrisa causaba demasiadas cosas en mi estómago, pero no por eso voy a correr a sus brazos a llorar. Ni que tuviéramos tanta confianza.

-No pude evitar escuchar su conversación -dijo y miré de reojo a mamá.

-Ah...

-Y sobre el dinero ya no habrá problema.

Mamá estaba por decir algo más cuando las dos nos quedamos calladas. Me quedé esperando que en algún momento salieran las cámaras diciendo que esto era una broma, pero por su cara estaba muy lejos de serlo.

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]Where stories live. Discover now