13_

406 39 24
                                    

¿Quería correr? Obviamente, y de paso esconderme en el rincón más oscuro que pueda encontrar, pero es obvio que no lo haría, menos ahora con mis hermanos presenciando esto.

Me quedé paralizada mientras Jordan Clark pasó detrás de su madre Amalia Clark. El chico que me quedó viendo, como si solo fuera un fantasma que hace mucho no veía. Su madre nos sacó a los dos de la ensoñación cuando tomó a Jordan por el codo y lo arrastró hacia la puerta de manera brusca.

—Vamos Jordan, alejémonos de los Jones —dijo la mujer.

Hay que recalcar que dijo nuestro apellido como si fuera el veneno más asqueroso que pudiera existir y, con una mirada cargada de odio hacia mí, salió de la dirección pegando un portazo.

Suspiré y cuando me di vuelta mis hermanos me veían como si en cualquier momento fuera a caerme, y obviamente no iba a hacerlo. Ya no. Pasé entre ellos hasta llegar a la puerta de la oficina y me volteé a verlos.

—Vamos, no me haré más joven —bromeo.

Aaron me regaló una sonrisa y entramos a la oficina de la directora.

Tenemos mucha historia con la directora Martinez, mas todos y cada uno de los Jones que estuvieron en esta escuela, incluyéndome, le sacaron canas verdes a la vieja. Menos Aaron, eso no quitaba todas las cagadas que hizo en la escuela, pero era más inteligente que nosotros a la hora de ocultar lo que hizo, y si hay alguien que sepa persuadirla es Aaron.

Cuando entramos y cerramos, el ruido de la puerta hizo que la directora levantara la cabeza con la típica sonrisa profesional, pero cuando nos vio, su sonrisa se volvió una delgada línea recta y arrugó el ceño.

—Oh, los Jones —dijo para sí.

—¡Qué gusto volver a verla, señora M! —exclamé sarcásticamente.

—Ni luego de tantos años puedo deshacerme de ustedes —lloró—, excepto tú, Aaron, es un gusto volver a verte ¿Qué necesitas?

—Venimos a hablar acerca de lo ocurrido hace un par de días —dijo Aaron sentándose.

Me senté en la silla a su lado y le sonreí a la directora Martinez quien me vio de reojo y asintió de forma cortés para centrar su atención en mi hermano.

—Los gemelos están fuera de control y, sinceramente, creo que esto lo tendría que hablar con sus padres, Aaron —informó la vieja.

—Lo sé Nora ¿puedo tutearla? —preguntó y la directora asintió con una sonrisa. Luego se preguntan quién era el favorito—. Pero, nuestros padres están en una situación difícil y no pueden presentarse, usted entenderá, pero quédese tranquila que están al tanto de la situación.

Le di una mirada rápida a Aaron para luego mirar a la señora Martinez y asentir afirmando el relato de mi hermano.

La señora M nos apoyó los codos sobre el escritorio y nos observó atentamente a los dos verificando si decíamos la verdad o no. Hice mi clásica expresión de póker y, luego de unos segundos, suspiró resignada y asintió aceptando a medias la historia de Aaron. Siempre fue de ser muy paranoica, por lo tanto, a la hora de confiar siempre lo hacía en Aaron, dada la historia nuestra de por medio obviamente.

—Ellos mismos hablaron con nuestros hermanos y nos pidieron expresamente a nosotros que viniéramos a hablar con usted —le seguí la historia a Aaron.

—Sabe que no confío en usted, ¿cierto? —me recordó.

Hice una fuerza sobrenatural para no rodar los ojos, en su lugar, le regalé una sonrisa practicada y contesté:

No me llamo Cenicienta [Princesas Modernas #1]Where stories live. Discover now