Capitulo 10.

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Los sentimientos de dolor de aquel entonces me hacen despertar de golpe y abrir los ojos. Es como si mis sentidos anormales percibieran la presencia de alguien más aquí, pues mi brazo se eleva, y tomo del cuello a quien quiera que esta cercas.

Un científico de la Fortaleza esta por introducirme un líquido color claro que no tengo idea de que es lo que hace, pero con el otro brazo, y en un rápido movimiento, se lo implanto en el cuello y lo vacío. Los ojos del hombre están a punto de salirse  por la sorpresa y el desconcierto que le causa  mi acción.

-¿Dónde está? – le pregunto como si supiera de quien hablo. Este abre la boca para intentar decir algo, pero mi furia no cesa y aprieto más su cuello. 

Por unos segundos el hombre lo intenta, no logrando nada más que balbucear. Sé que soy el causante de que no pueda hacerlo, pero mis manos no obedecen.

-¡Responde! – le exijo, zarandeándolo. Con todas mis fuerzas me ordeno a suavizar mi  agarre. Este se recupera tosiendo y succionando aire como puede en cuanto se lo permito.

-Está… en… está en…- comienza a decir trabajosamente, y de pronto, su cabeza cae y los ojos se le cierran por completo.

-¡Dilo! – le ordeno frenético y volviendo a sacudirlo con fuerza, pero sé que es demasiado tarde, lo que acabo de introducirle lo ha dejado inconsciente. -¡Maldita sea! 

La impotencia me hace lanzar el cuerpo del hombre de mi vista. Me levanto sin dificultad de la plataforma y me arrebato todo lo que se encuentra conectado en mi cuerpo. Apenas y tomo asiento cuando el reconocido barullo en la cabeza me invade y confirma que  pronto esta habitación estará repleta de ellos.

Me llevo las manos a la cabeza por el intenso dolor que de pronto siento, y me recupero del intenso mareo que me hace parpadear varias veces. Después de todos estos días sumergido en la inconciencia y debilidad, aun es inexplicable todo lo ocurrido anteriormente.  

¿Qué es lo que me ha sucedido? ¿Por qué me siento distinto?  Y ¿Qué intentó hacer Russell cuando me aplico aquel suero? 

Despego las manos de mi cabeza y las miro extrañado, como si en ello pudiera entender lo que ha acontecido en todo este tiempo, pero simplemente nada regresa a mi mente en estos momentos.

Cuento los segundos faltantes para posteriormente ver a una bandada de Agentes de la Justicia arremetiendo contra la puerta de acceso y apuntando apenas me ven. 

Lo primero que note distinto fueron sus armas. No parecían ser las  habituales. Estas eran más pequeñas y delgadas, y al accionarse hacían un “clic” desconocido. 

Más recuperado, me levanto rápidamente,  logrando esquivar los disparos y dejando que se proyecten en diferentes sitios de la habitación. La ráfaga no cesa pronto, continua así por varios minutos. Prodigiosamente he evadido todas en movimientos precisos, así que cuando sus municiones se terminan, yo aún sigo intacto. Me quedo quieto, esperando el próximo ataque de su parte. 

-Es tarde, chico. Has dado demasiados dolores de cabeza. – comenta el hombre, y a pesar de que su voz se escucha no tan clara, estaba cien por ciento seguro de quien se trataba. 

Algo se detono en mí ser. Quería destrozarlo, matarlo de verdad. Solo de traer aquella imagen a mi cabeza me encendía completamente. 

-Tú, idiota... – dije señalándolo y olvidando por completo los demás. – Vas a lamentar lo que hiciste. – amenace. Una risa triunfante se escuchó de su parte, corroborándome al sujeto frente mí.

-Descuida, yo también recibí parte de la paliza, por si no lo recuerdas. Fuiste muy escurridizo, y eso me causo muchos problemas,  pero créelo que esta vez no será así. 

Return (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora