Capitulo 11.

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Me quede ausente de la situación por unos minutos. Agnes con vida. Fuera de aquí. Lejos de este infierno. Era justo lo que había querido que sucediera desde el primer momento, pero escucharlo confirmándolo me resultaba increíble. 

Will comenzó a tener un ataque de tos agobiante y me despeje de mi dilema. Su garganta comenzaba a despedir sangre a chorros preocupantes, así que no tuve más opción que volver su cuerpo a un costado para evitar que se ahogara con su propia sangre. 

-No puedo dejarte. No después de todo lo que has hecho por mí. – le dije y me forcé a no escucharme afectado, pero esta situación estaba fuera de mí. No tenía idea de cómo afrontaría lo siguiente.

-No serviría de nada. Sabes que solo te retrasaría. Además, necesitarías suturarme las heridas, y para eso tendrías que evitar que me desangre ahora mismo, cosa que como vez… - dijo trabajosamente y luego comenzó a reír, terminando con una mueca de dolor. – Es demasiado tarde.

No quería irme sin Will. Había sido el único que además de ayudarme, se había convertido en más que un amigo. Sin olvidar que era una de las personas más cercana después de Agnes. Y ahora ¿Cómo demonios quería que solo lo dejara atrás sin sentirme como una mierda?

-No importa lo que creas, saldremos de aquí así tenga que arrastrarnos. – dije sin pensar y casi a punto de perder la razón. 

Will, que mantenía su cabeza apoyada firmemente en la plataforma, dejo la mirada perdida en un punto. Me quede esperando una protesta de su parte, creyendo que algo había tomado su atención, así que regrese la vista a donde se había quedado prendido, dándome cuenta de que no había nada en el sitio. Volví lentamente la cabeza a él, a sus ojos que ahora se habían vuelto sombríos.

-¿Will? – le llame. Pero él no respondió. – Háblame, Will. - Le pedí tranquilamente, pero nada. 

Me acerque con temor y estire mi brazo dudosamente. Pose mis dedos en su  cuello, deseando que solo se hubiera quedado desmayado, pero lamentablemente los latidos de su corazón habían parado, confirmándome así que ya no había más que hacer. Will acababa de morir.

Apreté el puño sintiendo la placa enterrarse en la palma de mi mano buena y haciéndome daño. Quería gritarle, zarandear su cuerpo y obligarlo a volver a  la vida, pero mis pensamientos eran tan absurdos que los deseche inmediatamente cuando me di cuenta de que no tenía la fuerza suficiente como para moverme. 

No sé cuánto tiempo, pero me quede entumecido. Inmóvil. Observando el cuerpo del que hasta hace unos minutos había pertenecido a William, y que ahora simplemente no tenía vida. 

-Te prometo que volveré aquí y cumpliré lo que acordamos. Lo destruiré… - le dije en un susurro, como si pudiera escucharme aun. 

Pase la mano para cerrar sus parpados que habían quedado abiertos, y antes de retirarme, baje la cabeza para llenarme de valor y largarme de una buena vez de ahí.

-Hasta pronto, Will. – finalice apenas, pues un nudo en la garganta me cerro las cuerdas vocales. 

Comencé a retroceder. Con cada paso las costillas me recordaban el daño que aún estaban sufriendo. Pero estaba tan concentrado en esa energía interior que estaba resurgiendo, que todo lo demás ya ni siquiera me afectaba en lo más mínimo. Expandiéndose y creando desconocidos hormigueos en mis entrañas. Estaba volviendo a mí otra vez. Lo sentía. No sé si era la situación lo que lo estaba ocasionando, o si era causado por la impotencia de no haber hecho nada por Will.  

Deseaba  con todo mi ser creerle a sus últimas palabras, las cuales insistían hacerme entender que no había sido mi culpa. Que nada de lo que le había sucedido me atormentara. Pero lamentablemente era así, y no iba a terminar pronto. No iba a poder olvidar tan fácil la forma en la cual lo había encontrado. La impotencia y la rabia eran lo único que cabía en mis pensamientos. 

Return (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora