Capitulo 36

166 17 6
                                    


Al salir, dos Agentes de la Justicia merodeaban en ese preciso momento el pasillo y, mientras se cruzaban por nuestro camino, posicionaron su visión a nosotros. Rápidamente me posee detrás de la mujer para encubrir las dos armas, ya que se notaban demasiado evidénciales en mis manos si aquellos las notaran.

Iba a advertirle en un susurro que no hiciera alguna locura, más lo que se adelantó a decir me dejo perplejo.

-¿Qué miran? ¿Nunca se han escabullido para tener sexo?

En ese preciso momento se acomodó el traje por la parte superior de su pecho y el silencio incomodo embargo el espacio. Ningún comentario por parte de aquellos. Mientras los Agentes miraron su retirada altiva con atención, a mí me dio tiempo para cubrir las armas detrás de mi espalda.

Agradecía que el llevar el casco no pudiera revelar mi expresión de pasmo o el color de mi rostro.

Los Agentes murmuraron y bromearon algunas cosas para ellos, para luego continuar su camino sin sospechar. Expulse un suspiro de alivio.

-¿Qué fue eso? – cuestione al interceptarla.

-¿De qué hablas?

-Lo que acabas de hacer.

-¿Evitar que nos atrapen?

En ese momento, se detuvo e inmediatamente se volvió frente a mí para atajar mi paso, logrando frenarme.

-Eso me recuerda algo. Tienes que darme un arma si no quieres que esto suceda. – solicito.

-¿Crees que soy idiota?

-Sí. Esta vez te he salvado el pellejo, pero si se hubieran percatado de alguna disparidad, ten por seguro que irían tras tuyo.

Lo que menos requería ahora era llamar la atención, sin embargo aún no me fiaba de ella totalmente. Fue entonces que accedí, pero no sin antes deshacerme de los cartuchos que contenía.

-Si se te ocurre hacer cualquier cosa, estas advertida.

Sentí la atravesadora mirada de la mujer a pesar de que no pudiera verle el rostro.

-Estoy haciendo esto porque yo lo he decidido, ¿recuerdas? – reprendió de mala gana y me arrebato el arma de las manos.

Yo le seguía los pasos por detrás, asegurándome de que no realizara algún asalto inesperado e inconscientemente recorrí su complexión de arriba abajo.

Escanee su andar, su silueta definida, sus movimientos ligeros y seguros y sus caderas contonearse de aquí y allá. Me cuestione sobre lo que me sucedía, el nerviosismo y el oscilamiento interno que me causaba, más termine por resignarme a no comprenderlo.

La mujer, Emma como se hizo llamar, entrevió por el rabillo del ojo y se detuvo unos momentos para regresar la cabeza, encontrando mirándola. Me quede paralizado.

-Espero que no estés mirándome el trasero o lo lamentaras. – advirtió.

Avergonzado y atónito, intente defenderme, pero los balbuceos incoherentes y mi inexistente explicación no servían para defender lo indefendible.

En esos momentos mi habilidad capto varios individuos que se acercaba y en un instante la empuje hacia la pared, acorralándola. Me coloque un dedo a la altura de mi boca para aclararle que no hiciera ruido, y ella entendió mi propósito. Escuchamos pasos cruzar el pasillo aledaño a donde nos dirigíamos. La mujer corto hasta su respiración, ya que ahora estábamos tan cerca que podía atrapar cualquiera de sus acciones. Luego de que los sujetos desaparecieron, solté un suspiro de alivio.

Return (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora