Capitulo 43 (Final)

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-No. No es verdad. – me aseguraba en voz baja mientras seguía negando con todo mi ser.

El imbécil aún seguía debajo de mí y yo lo sujetaba con fuerza del cuello de su camisa. Quería salir de mi acorralamiento, sin embargo estaba comenzando de nuevo la ira que me fue imposible dejarlo ir. Esto tenía que ser una maldita broma, no podía creerle solo por el hecho de que acababa de traer a la vida mis peores pesadillas.

-¡Suéltame con un carajo!

Estaba comenzando a ganar fuerzas de nuevo, porque empujaba mi ser con más ahínco. Sin embargo yo retome mayor potencia y lo arroje en el suelo firme, causando que su cabeza golpeara duro contra la superficie. Tornó su destanteo por el asalto.

-¡Mientes! ¡Yo jamás sería capaz de hacerle eso! ¡Nunca podría ponerle un dedo...!

-Lo has hecho. – pudo decir aun afectado.

-¡Cierra la maldita boca! ¡Estas mintiendo! ¡Cierra la maldita boca de una buena vez!

Cause otro impacto de su cabeza contra el sólido del suelo. Había olvidado de pronto que un tercero estaba presenciando la escena hasta que volvió a hacerse presente.

-Tyler, es suficiente, esta desfallecido y apenas puede mantenerse sensato. Suéltalo.

-¡Te dije que te largaras de aquí, ¿no escuchaste?!

El bastardo intento débilmente des afanarse, pero retome con mi tarea de arrastrarlo al suelo y hacerlo pagar por las mentiras que estaba haciéndome creer.

Una parte de mi lo estaba aceptando, creyendo que lo que decía el bastardo era real y había sucedido, en cambio, la otra parte de mí se aferraba aún más a no creer en sus distracciones.

Entonces comencé a golpear su rostro, una y otra y otra vez, tan fuerte, tan lleno de ira y rencor por el lio interno que había causado en mí ser completo.

¿Podría estar diciendo la verdad? ¿En realidad estuve a punto de acabar con su vida? ¿Es por ello que se había vuelto tan distante?

Mi cuerpo y mi mente por momentos se desconectaban y mi masa seguía actuando, golpeando una y otra vez al sujeto mientras mi razón estaba puesta en las miles y millones de dudas que se habían embargado en ese parte oscura de mi cerebro.

¿Agnes me odiaba ahora? ¿Me habría aborrecido y despreciado desde que toque un pie aquí? ¿Desde aquel toque que intente hacer cuando estaba curando mi herida? ¿Desde aquel beso que le había obligado a darme? ¿Habría correspondido a él solo porque no podía deshacerse de mí?

Una voz lejana seguía intentando disuadirme para detenerme de mi cólera, de mi tarea de moler a pedazos a este imbécil que no había hecho más que encenderme, hacerme caer en sus provocaciones, llevarme al infierno y traerme de vuelta por el hecho de la gran locura que acababa de soltar.

¿En realidad se trataba de una locura? ¿Era cierto que había intentado asesinar a la única persona por la cual moriría si ella decidiera mi destino?

-¡Lo vas a matar, ¿eso quieres?!

Se hizo escuchar y en ese momento jalo de mi brazo para intentar detener uno de los golpeas que iba dirigidos al despreciable sujeto que seguía a mi dominio. Fue entonces que con agilidad pude propiciar un codazo que rompió su boca al instante y lo hizo soltarme de inmediato.

-¡No te atrevas a detenerme si no quieres que también te de una paliza! – amenace.

Mi ser estaba en un total desorden. Ardía de rabia, de dudas, de celos, de ira, de cólera e irritación con todos y al mismo tiempo conmigo mismo. Quería borrar las palabras del bastardo con cada uno de los golpes que propinaba en su rostro y de pronto ya ni eso me apaciguaba el barullo interior. Ya ni eso me hacía sostener la idea de que todo era una farsa.

Return (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora