Capitulo 24

645 47 19
                                    

No la solté. Aun la tenía en mis brazos, tan fuerte, solo para que no pudiera escapar. Aferrándola a quedarse a mi lado.

-¿Qué sucede? - cuestione aturdido. Pero ella seguía paralizada, completamente rígida.

-¡Suéltame, Tyler! - hablo en un susurro. 

Su vista ajena a mí y, a pesar de que lo estaba exigiendo, hice casi omiso.

-¡No! ¿Tanto te dañe que ahora no puedes soportar que te toque?

Como si mis cuestiones la encendieran, comenzó a forcejear de nuevo. Me empujaba para salir de mis brazos, haciendo lo posible por apartarse, pero todo sin éxito.

-¡Con un demonio, suéltame! - vocifero.

-Hace unos momentos no parecía que te opusieras en absoluto. - le recordé, pero aquello no le afecto.

-¡Déjame ir!

-Esto no te va a funcionar.

-¡Ayuda! ¡Ayúdenme!

Toda esta situación estaba poniéndome más frenético de lo que había estado anteriormente, y solo por la desesperación me paso por la mente subirla a mi hombro y llevármela lejos aunque fuera contra su voluntad.

-Nadie va a escucharte.

-¡Ayúdenme, por favor!

-¡Tienes que tranquilizarte si no quieres que...! - le advertí e intente sujetarle las muñecas, pues mis nervios comenzaban a tomar la delantera y alterarme los sentidos.

-¡No voy a permitirlo nunca! - corto de una manera tan exaltada que su lucha se hizo más intensa y en su rostro había rabia pura.

Hubo un momento en que al fin logre inmovilizarla y apretar su cuerpo junto al mío. Podía notar la fusión de ira y pasmo por todo su cuerpo. Negándose a desistir.

-¡Qué es lo que quieres, ¿eh?¿Regresar con ese idiota? ¿Fingir interés por él cuándo los dos sabemos que eso es mentira?!

-¡Tú no sabes lo que sucede entre Cory y yo! - logro decir entre dientes, retándome con su mirada clara e intensa.

-No te creo. - ratifique confiado a pesar de que en mis entrañas estuviese formándose algo.

-¡Pues es así! - la franqueza de sus palabras me dejo tieso. - ¡Cory y yo... él y yo tenemos... estamos comenzando...!

-¡Antes muerto a permitirlo, ¿oíste?! - amenace.

-¡Ya nada puedes hacer!

-¡¿Es así, Agnes?! - le rete furibundo. - ¡¿No me crees capaz?!

De pronto sus ojos estaban confusos, desconfiados y temerosos. Trago saliva. Sabía que la había convencido. Su cuerpo en total se paralizo, y a pesar de que la lucha seguía en pie a sus aspiraciones, ella fue disminuyendo su fuerza de poco a poco.

-No tienes por qué hacerlo. - hablo con total serenidad.  - Entre él y yo... nunca jamás ha sucedido nada.

El drástico semblante me confundió esta vez a mí. Atormentado por ese extraño sentimiento que comenzaba a poseer mi lógica, igual le creí, y no porque lo hubiera confesado, sino porque conocía esa mirada. Conocía esa expresión cuando sabía que había cometido un error y estaba arrepentida. Agnes seguía siendo la misma después de todo.

A pesar de su cambio, de su frialdad y de su distancia, nunca nadie iba a poder conocerla mejor que yo. Y de nuevo, había dejado la batalla.

¿Qué demonios quería causarme? ¿Un ataque cardíaco?

Return (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora