IX. DON'T LET ME GO.

Start from the beginning
                                    

El mero hecho de sentir lo que sentía hacia R era una traición, más todo lo que estaba haciendo a espaldas de mi familia. Si esto llegaba a oídos de ellos o de Patrick, estaba acabada. Pero, para mi sorpresa y siniestro gozo, no me importó en absoluto: mis padres ya manejaban bastante mi vida. Tenía derecho a decidir por mí misma, en cometer mis propios errores y aprender de ellos.

Si enamorarme de R Beckendorf era un error, estaba dispuesta a cometerlo. Aunque eso significara acabar con el corazón roto y ser una dúplica de Bonnie cuando Johnny decidió dejarla. Me iba a arriesgar y demostrar a mi familia que nadie podía tomar decisiones por mí.

Me separé un poco de la pared y él se acercó a mí, haciendo casi diminuto el espacio que nos separaba. Por un instante, sentí que habíamos retrocedido en el tiempo y que nos encontrábamos de nuevo en la fiesta de máscaras de Patrick Weiss.

Me importaba muy poco en aquellos momentos si tenía una relación con Patrick; no me importaba en realidad. Esa relación era producto de los deseos de mis padres, no de los míos. Para mí, aquella relación no existía.

Entrelacé mis manos a la espalda y procuré que R no se diera cuenta de que estaba temblando completamente.

-Así que… el famoso R Beckendorf quiere ser mi amigo –resumí, esbozando una sonrisa torcida-. ¿Tienes alguna amiga, acaso?

Vi que su rostro se iluminaba al entender que aceptaba su versión y que estaba dispuesta a darle una oportunidad. Sabía que, bajo el pretexto de ir en plan «solo amigos» había un deseo más profundo. Yo misma había intentado esa táctica con algunos chicos en mis primeros cursos en la academia y sabía en qué consistía.

Sentí que, por segunda vez, el corazón iba a salírseme del pecho de pura felicidad. Era la primera vez que sentía algo así por un chico y no me importaban las consecuencias que pudiera tener. ¿Era amor? ¿O quizá puro capricho? No estaba muy segura aún pero estaba dispuesta a averiguar qué me había enamorado de R y si todo aquello iba a llegar a buen puerto.

R meneó la cabeza varias veces, mientras sonreía.

-Tú puedes ser la primera –respondió y supe que sus palabras tenían un doble significado. ¿Se habría enamorado alguna vez de otra chica? ¿Habría tenido a alguien que le hubiera roto el corazón? ¿Sería ése el motivo por el cual le gustaba dejar corazones rotos tras él? Quizá era su forma de intentar sentirse mejor… de aliviarse.

Di un paso más hasta que nuestros pechos chocaron. Él era un par de centímetros más alto que yo, a pesar de llevar tacones, por lo que tuve que alzar la mirada. Sus ojos grises parecían estar más luminosos y, aunque suene ridículo, se me asemejó a un niño al que le hubieran recompensado con un dulce. Aún sonreía y no pude evitar sonreír yo también.

Él se inclinó hacia mí.

Yo aguardé pacientemente, mirándolo fijamente; esperando a que hiciera el primer movimiento.

-Creo que cruzarme contigo en aquella fiesta fue una gran suerte para mí –dijo, en voz baja.

Alcé un poco más la cabeza hasta que nuestros labios estuvieron a una distancia mínima. Si se inclinaba hacia mí, me besaría sin problemas.

Era lo que más deseaba en aquel momento.

-¿Por qué? –me obligué a preguntar. Tenía la boca seca. En ninguna cita que había tenido con Patrick me había sentido así.

-Porque me estás cambiando poco a poco, preciosa –respondió y solté un suspiro al oírle decir «preciosa» porque me recordó al momento en que nos conocimos-. Tú… tú eres capaz de hacerlo. No eres como el resto.

LAST ROMEOWhere stories live. Discover now