XXXI. HEART BY HEART.

3.3K 217 12
                                    

Lo miré con escepticismo antes de obedecerle. Había abandonado mi plan femme fatale en cuanto había descubierto que R había elegido para nuestra cena una selección de lo más acertada de platos italianos; me pregunté si aquello habría sido fruto de la casualidad o si, realmente, lo había hecho a propósito; alejé esos pensamientos por el momento y me centré en la cajita color borgoña que tenía entre las manos. No era una experta joyera, pero había tenido en estos últimos días encuentros suficientes con cajitas de ese mismo tamaño como para sospechar lo que contenía.

«Mi promesa de compromiso». Aquellas palabras que había pronunciado momentos antes R se repetían una y otra vez en mi cabeza, como si en ellas estuviera resuelto aquel enigma.

Se me escapó un gemido ahogado cuando descubrí en su interior una bonita alianza de platino que resplandecía a la luz de las velas. No era ni por asomo tan ostentoso como el anillo de compromiso que me había regalado Patrick, pero el peso de su significado me hizo poner una mueca. ¿Qué les había dado a aquellos dos por empezar a regalarme anillos de compromiso y alianzas?

La saqué de su estuche y contemplé el interior de la alianza, comprobando si había algo grabado.

-No he grabado nada –me informó R con tono monótono- porque me gustaría hacerlo cuando… cuando hubieras aceptado.

Levanté la mirada de la alianza y la clavé en R. Había sido consciente de su tensión desde que me había montado en el coche con él y no había podido evitar aprovecharme un poco de su situación para hacerlo sufrir un poquito; ahora que veía el anillo me pregunté si el motivo de esos nervios que había mostrado desde el principio no tendrían que ver con eso.

-¿Cuando hubiera aceptado qué? –quise saber.

R se puso en pie y se acercó hacia donde yo estaba sentada. Sus ojos grises parecían oscurecerse a la luz de las velas y sus manos temblaban ligeramente; se quedó acuclillado delante de mí, mirándome fijamente. Un aire de solemnidad nos rodeó y yo tuve que tragar saliva, esperando que hablara.

-Esto, Genevieve –empezó, señalando con su dedo índice la alianza que sostenía entre mis dedos-, no es una simple promesa de compromiso como la que te hizo Patrick: es la certeza de que quiero que nos casemos cuanto antes, quedando así demostrado que te daré eso que tanto buscabas, que te pertenezco para siempre. Seré completamente tuyo –me aseguró y mi estómago dio un vuelco-. Quieres ver compromiso por mi parte, ¿verdad? Ahí lo tienes. Ese anillo demuestra que estoy dispuesto a dar ese gran paso para demostrar que me comprometo en esta relación, que quiero que pasemos al siguiente nivel.

La cabeza comenzó a darme vueltas. Dos proposiciones de matrimonio en tan poco tiempo… bueno, me parecía algo surrealista; Patrick me había prometido darme el tiempo necesario para que tomara mi decisión. En cambio, R lo había hecho a su estilo: no dejándome opción, al parecer. Quería una respuesta de inmediato y, tenía la sensación, de que no aceptaría un «no» por respuesta.

Yo quería ver cierto compromiso por parte de R en nuestra relación, sí, pero me había referido a que no desapareciera por semanas o que me invitara a salir a algún sitio donde no pudieran reconocernos. Sin embargo, y haciendo gala del método R, había ido a comprarme una alianza y, estaba segura, que también tenía preparado el resto de la ceremonia para hacerla cuanto antes. Pero ¿era eso realmente lo que quería? Aquella alianza y cualquier certificado de matrimonio carecían de valor si R volvía a encerrarse en sí mismo al menor problema; sin embargo, y por mucho que lo había intentado, el sentimiento que me unía a R permanecía igual de fuerte que antes. Era como si R actuara como un potente imán que no me permitiera alejarme de él.

Sin embargo, no era capaz de verme casada a mi edad. Es más, mis padres me lo impedirían haciendo uso de todos los medios que tenían a su alcance; pero, recordé, que mis padres pretendían que me casara con Patrick, haciendo que abandonara cualquier sueño de futuro que había poder tenido. En el caso de aceptar la proposición de R, podría hacer lo que quisiera, él no me impediría que pudiera hacer lo que me propusiera sin ningún impedimento por su parte.

LAST ROMEOΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα