孤 独 •10

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La castaña soltó un resoplido, exasperada. Se pasó una mano por la cabeza y la dejó seguir hasta ser detenida por su cola de caballo, provocando que se aflojara su peinado y que algunos mechones de su larga cabellera se soltaran, cayendo por su rostro, y dándole un aspecto aun mas desalineado; si es que eso se podía. 

Definitivamente este no iba a ser su día.

—Aquí tienes.

La chica levantó la mirada al ver como una mano cubierta por vendas rojas le dejaba sobre su mesa una pequeña tableta de dos pastillas blancas.

—Son buenas para el dolor de cabeza, las tomo cuando me estreso estudian... es decir ¡Combatiendo a los demonios oscuros! —rectificó rápidamente el peliazul.

Yui le sonrió a Kaido en forma de agradecimiento por la pastilla, sacó una de la tableta y luego tomo su termo para poder pasársela con un largo trago de agua. 

Desde esa mañana la joven Watanabe había amanecido con un dolor de cabeza que le estaba martillando el cerebro. Al principio pensó que podía ser gripa, pero no tenía fiebre o algún otro síntoma, tampoco sentía que fuera a causa del estrés. Era casi como si su cerebro estuviera estrujándose una y otras ves.

— ¿Mejor? —le preguntó el peliazul una vez que ella dejó de beber.

—Supongo —Dejó su termo a un lado y se quito los lentes para poder frotarse el entrecejo. El golpeteo seguía ahí y no sabía la razón. Solo rogaba porque la pastilla no tardase en hacer efecto.

Cierto pelirosa tenia la cabeza ligeramente girada a su costado, y la miraba de reojo desde su asiento. Ni el mismo sabía con exactitud la razón de su dolor de cabeza, pero tenía una teoría.

S O L E D A D『𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝙺𝚞𝚜𝚞𝚘 𝙽𝚘 𝙿𝚜𝚒 𝙽𝚊𝚗 Ψ』Where stories live. Discover now