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Yumehara Chiyo era una adolescente del tipo romántica, eso se notaba a kilómetros, veía muchas películas del género, leía mangas shojo y constantemente fantaseaba con la idea de encontrar a su príncipe azul.
Solo existía una cosa en el mundo que le gustaba más que tratar de conseguir pareja, y eso era hacer de casamentera para juntar a dos personas. Estaba dispuesta a quedarse despierta toda la noche, probando peinados y maquillaje, hasta encontrar el estilo ideal que hiciera sentir un poco más segura de sí misma a su temerosa amiga.
—No entiendo porque tenemos que hacer esto —Dijo la castaña mientras se miraba al espejo, Chiyo le había hecho un peinando extravagante lleno de moños, digno de la época victoriana.
—Ya te lo dije Yui, la fiesta pos festival es la mejor oportunidad —tomó otro moño de su tocador y se lo colocó — ya que cierta persona decidió declararse una de los kokomi's en el concurso de belleza, ni siquiera entiendo del todo como llegaste a eso.
La castaña se encoje en su sitio.
—Si te soy honesta, yo tampoco, pero siento no haber cumplido con tus expectativas.
—No importa, supuse que podría pasar algo así, eres demasiado amable Yui. —Chiyo sonríe— Es por eso que pienso que podrías gustarle a Hairo, él también es amable, harían una linda pareja.
Yui se sonroja ante la afirmación de su amiga. Si bien ahora era muy consciente de su gusto, declararse formalmente al pelirrojo era algo para lo que no se sentía preparada en lo absoluto. Nunca se había declarado a nadie, por lo que no sabía cómo hacerlo, y de solo pensar en intentarlo el estómago se le revolvía.
