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Yui se rio un poco de su exageradamente escabrosa escena, de repente su película juvenil se había vuelto una de terror. Le echó la culpa al audiolibro de Stephen King que estuvo escuchando por la primera mitad del viaje.
—Agh... —Estaba a punto de seguir con la repentina inspiración terrorífica, quizás incluso hubiese podido ser el inicio de su carrera literaria, pero un repentino espasmo mando al fregadero cualquier posibilidad.
"Ahí va mi best seller."
Yui siempre creyó que no tenía nada de trasero, desde su ya arraigado pesimismo su espalda llegaba hasta sus talones. Pero, a su pesar, descubrió que sí que había algo ahí que le estaba enviando calambres por toda la zona abdominal, negándose rotundamente a permanecer aplastado por otra hora más.
Se removió en su puesto y estiro un poco las piernas. La verdad es que no debería quejarse tanto, esta es la primera vez que podía estirarse completamente en un avión. La primera clase sin duda era otra cosa.
