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(ᴘᴀʀᴛᴇ 3)
El día del festival escolar no se había hecho esperar. Todos los estudiantes se encontraban en sus salones organizando sus respectivas exposiciones, pues dentro de unos minutos abrirían las puertas al público.
Por su parte cierta castaña intentaba con todas sus fuerzas calmar el temblor de sus piernas y evitar morderse las uñas, pero todo era inútil, ahora mismo era un manojo de nervios andante, no veía la hora para que se acabase todo esto y poder volver a casa a hacerse bolita en la cama.
—Muy bien ¿Tienen sus piedras listas? —La voz de Hairo se escuchó por todo el salón.
Yui suspiró, dándose unas leves palmaditas en el rostro, de nada serviría atormentarse así, tenía que recobrar sus sentidos.
Sacó de su morral su aportación a la exposición de la clase. La verdad es que no le había puesto mucho esmero a la búsqueda de la piedra, por todos los eventos que estaban sucediendo no había tenido tiempo de nada. De no ser por el letrero de piedras que habían puesto en la puerta del salón se habría olvidado de la exposición.
