孤 独 • ❀

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— ¡Eso es increíble Kusuo! 

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— ¡Eso es increíble Kusuo! 

La pequeña Yui miraba maravillada, en la parte de atrás de la primaria junto con Touma, como el pelirosa giraba un lápiz hasta hacerlo parecer un ventilador.

—¿Puedes hacer que vuele?  —le preguntó la castaña, a lo que Saiki asiente y hace levitar el lápiz un par de metros mientras este seguía girando. 

Yui y Asumi gritaron emocionados y aplaudieron ante esto.

Kusuo nunca lo admitiría, pero de niño le gustaba que reconocieran sus poderes; desde muy pequeño le había tocado esconderlos por el bien suyo y el de su familia, pero estando con sus amigos podía usarlos con toda libertad. Además de divertirse con ellos claro, aún seguía siendo un niño.

— ¿Puedes hacernos volar a nosotros? —Preguntó Asumi, imaginando lo que sería volar. 

Pero Kusuo negó con la cabeza rápidamente.

—¿Eeeeh? ¿Por qué no? —se quejó el rubio.

—Es porque alguien puede vernos ¿Verdad? —Razonó Yui a lo que el pelirosa asiente—. Que lastima. —bajó la cabeza algo decepcionada. 

El niño psíquico se percató de esto y comenzó a pensar en una manera de complacer a sus amigos.

Después de la escuela cada uno se fue a su propia casa, prometiendo encontrarse al día siguiente en el lugar de siempre, el cual era su heladería favorita, que también quedaba a unas cuadras de la primaria.

Yui al llegar a su casa tuvo que encerrarse rápidamente en su cuarto gracias a una fuerte pelea entre sus padres. A este punto ni siquiera sabia la razón de sus peleas. A veces eran por cosas mínimas; por una mirada, por una palabra, por un silencio, pero habían ocasiones en las que estas incluso parecían surgir de la nada misma, haciendo que Yui creyera que a estas alturas sus padres ya no podían hablar o verse entre ellos sin terminar peleándose.

Después de haber pasado un día divertido en la escuela todo se ensombrecía al llegar a casa.

La pequeña estaba en una esquina de su cuarto con una almohada en la cabeza, intentando opacar el ruido de la pelea, luego de verse incapaz de seguir haciendo sus deberes. Fue entonces cuando vio una sombra en la ventana y escuchó un pequeño golpeteo, como si alguien estuviese tocando.

"Pero este es el segundo piso."

Yui se quito la almohada de la cabeza, ahora las voces de sus padres habían pasado a segundo plano. Miró atentamente la ventana, pensando que quizás había sido una de las ramas del árbol del jardín, o solo una alucinación. Pero de repente volvió a escuchar el golpeteo, esta vez mas firme.

Se levantó y cuando movió sus cortinas, abrió sus ojos son asombro.

— ¿¡Touma!? —Gritó la niña al ver a su amigo flotando en frente de su ventana. 

Al instante se tapó la boca con ambas manos y giró su cabeza hacia la puerta de su cuarto, por suerte sus padres estaban muy ocupado entre ellos como para haber escuchado su grito.

Le puso seguro a su puerta y rápidamente volvió a la ventana, abriéndola de par en par.

— ¿Como?  Es decir... tu estas... estas... —miró hacia abajo para constatar la altura en la que estaba, pero se sorprendió aun mas al encontrarse con Saiki, quien estaba en su jardín trasero con una mano levantada, haciendo levitar al rubio.

—Kusuo dijo que podíamos volar ahora que es de noche, pero no tenemos mucho tiempo ¡Vamos!

La niña miró a Asumi y luego a la puerta de su habitacion. Nunca había salido sin autorización de su madre, y esto seria casi como desobedecerla. 

—¡Te dije que no me importan tus excusas! —escuchó la voz de su madre.

—Oh, claro, cuando yo hablo son excusas, pero cuando tu lo haces yo debo sentarme y escucharte ¡Hazme el bendito favor de...! —y después la de su padre.

Aquellos últimos gritos que provenían de abajo hicieron que sus dudas se disiparan y que volviese a mirar a su amigo.

"Ni siquiera... notarán que me fui."

Asumi retrocedió mientras la niña se subía al borde de la ventana, sosteniéndose del marco con ambas manos. Yui sintió la fría briza de la noche golpeándole el rostro y el cuerpo. 

Le lanzó una última mirada al pelirosa, y este solo asintió en respuesta, a lo que ella respiró hondo.

"Confió en ti Kusuo."

Y sin más vacilación saltó de la ventana.

Se creó un vacío en su estómago mientras caía, y miraba con algo de temor al suelo que cada vez se acercaba mas ella, por lo que cerró sus ojos con fuerza.

Pero entonces una luz verde la rodeó y sintió como una fuerza extraña la impulsó hacia arriba. Vuelve a abrir los ojos, ahora su casa estaba bajo sus pies, y podía ver casi todo su vecindario desde ahí arriba.

— ¡Estoy volando! —gritó intercambiando todo su miedo anterior con asombro—. Kusuo, Touma ¡Estoy volando!

Estamos volando. —Kusuo flotaba al lado derecho de ella, mientras Asumi sonreía al otro lado.

Los niños comenzaron a volar por los suburbios, lo suficientemente arriba para que nadie los viera. Pasaron entre los tejados de las casas, curioseando de vez en cuando en las ventanas de estas y asustando a los pájaros que descansaban en los cables de electricidad. 

Cuando llegaron al centro subieron hasta las terrazas de los edificios, viendo sus reflejos en las ventanas de estos mientras ascendían, para después admirar tanto las luces artificiales de la ciudad como las luces naturales de las estrellas. 

Las vistas eran impresionante y el sentimiento de libertad que emanaba de ellos lo era aún más. 

Sin poder contener sus emociones Yui grita de júbilo con un profundo brillo en los ojos. Se sentía como Peter Pan, una niña perdida que no quería ser adulta, que quería jugar eternamente junto con Kusuo y con Asumi.

S O L E D A D『𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝙺𝚞𝚜𝚞𝚘 𝙽𝚘 𝙿𝚜𝚒 𝙽𝚊𝚗 Ψ』Where stories live. Discover now