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Parte 2
—Lo siento señor, pero no se me permite darle esa información. Tenemos una política de privacidad cabal con nuestros clientes.
Desde que él entró por la puerta giratoria llevando un bate en su mano derecha, la mujer atrás de la recepción miró a Ryu con más curiosidad que alarma; él no era precisamente la clase de persona que solía atender en ese lugar ¿Qué los ricos nos tenían sus propios moteles lujosos para ricos? Hasta el bate se veía caro ¿sacaría escarcha de oro con cada batazo en la cara? así si daría gusto que lo golpearan a uno.
—Señorita, es que usted no lo entiende. —El hombre tenía el cabello hacia atrás ligeramente despeinado, pero quitando eso y el bate, por cómo iba vestido y su forma de hablar, más parecía que venía a una junta en Wall Street que a un edificio a las afueras de West Hollywood que apestaba a latex—. Solo necesito saber si un chico asiático de pelo negro y cara de idiota entro aquí, junto con una joven alta y de bonitos ojos.
"La mejor descripción de esta noche." La joven rodó los ojos ante la "precisión" del mayor.
—¿Sospecha de infidelidad? —Lo preguntó como si ya estuviera acostumbrada a este tipo de situaciones.
Ryu abrió los ojos con horror. Iba a decir que no inmediatamente, pero tener luego que explicarle la situación y arriesgarse de que se extendieran habladurías sobre la posible relación entre su hija y su trabajador inútil... prefería morir antes de que la dignidad de su florecita fuera manchada de esa forma.
—Algo así. —Si decir que si hacía que le dijera el dato que necesitaba....
—Bueno, entonces espérelos afuera y confróntelos sin hacer mucho escándalo. Le hare porras desde aquí.
