— Ah, entonces me estabas evadiendo.— Elizabeth abrió los ojos y negó de inmediato, intentando explicarse.— Calma linda, estoy jugando.— Rió suavemente y tomó de su whisky.— Bueno, quería alejarme del lugar, tener un día para conocer un poco por aquí, siempre me ha gustado la vida del campo y me dijeron que este era un lugar seguro para venir y pasar el rato.

— Oh, entiendo. Pues, si lo es. He venido un par de veces y es bastante acojedor, más que nada porque la mayoría de las personas que vienen están en pareja.— Elizabeth miró el lugar, sabiendo que le gustaba bastante el ambiente y la sensación que este le proporcionaba, principalmente cuando estaba deprimida.

— Entiendo. Bueno, eso me hace creer que estás aquí con alguien.— Stan sabía muy bien que esa no era la realidad pero, quería asegurarse.

— Vamos Seb, creo me veo muy acabada como para dar a pensar otra cosa que no sea "corazón roto".— Se arrepintió de haber revelado información tan rápidamente, pero, al final era verdad, se veía demasiado mal como para que las personas no supieran que le pasaba.

— Entonces, debo pensar que estás perdiendo el tiempo.— Elizabeth lo miró confusa mientras este miraba todo el lugar, con su vaso en la mano.

— ¿A qué te refieres?

— Si cualquier persona tuvo la pésima idea de dañarte, esa persona no vale la pena para que estés en un lugar como este "deprimiendote"— Y giró a mirarla, con una ceja levantada.

— Jmm.— Elizabeth negó divertida.— Se nota que nunca te han rechazado eh.

Sebastian la miró, detallando su rostro ya acordándose del verdadero motivo por el cual había querido escapar del set.— Pues si, si lo han hecho. Y todo lo que he querido en ese momento es que alguien estuviera ahí para decirme cosas tontas cómo "la superarás".

Ambos rieron, confirmando que eran puras estupideces.— Vamos ¿Quién te rechazaría?— El alcohol estaba haciendo un pequeño efecto en ella y, lo qu antes no le hubiera dicho a Sebastian, salía ahora de su boca sin avisar. Stan enarcó una de las cejas, intrigado pero se limitó a beber. Se quedaron un momento en silencio.— ¿La superaste?— Sebastian la miró sin comprender.— A la persona ¿La superaste?

Stan respiró, colocó todo su cuerpo en una misma posición, mirándola y habló.— Para mis amigos si. Ahora, para mí, no creo poder hacerlo.— No despegó sus ojos de los de la menor y esta, convenciendose que él no estaba insinuando lo que ella pensaba, miró a otro lado.

— Pues, esa persona es bien idiota.— Sebastian asintió sonriendo.

— La verdad que sí. Pero no creo que sea más idiota del que te hizo daño. — Elizabeth lo miró, Stan solo la veía mientras tomaba.

— ¿Cómo sabes que yo no soy la idiota?

— Nunca he dicho que no seas idiota.— Elizabeth abrió la boca, ofendida y le pegó en el hombro jugando.

— ¡Oye!— El mayor rió.

— Peero, he visto a muchas personas mirar su tragó con rabia y tristeza, una cierta mirada que casi siempre termina en alguna persona imbécil que los lastimó. Y bueno, tu estabas así antes de que te viniera a rescatar.

— Ay si, el que sabe más.— Sebastian se encogió de hombros, aún riendo.— Y no me viniste a rescatar ¿Ok? Yo sola estaba en ese proceso.— Elizabeth lo apuntaba con un dedo, amenazante.

Stan subió las manos, rindiendose.— Si eso dices.— Y se levantó, tomando lo último que le quedaba al vaso.

— ¡Es verdad!— La muchacha estaba indignada aunque divertida por la situación. Vió al mayor pararce y dejar su caso vacío en la mesa.— ¿A donde vas?

Sebastian la miró con una media sonrisa, burlesco.— No suenes tan desesperada cariño.— Elizabeth lo miró mal y el rió de nuevo.— Tomando en cuenta de que "no" estás gritando por ayuda y fingiendo que soy yo el que te necesita, bailaré contigo.— La menor al escucharlo empezó a negar.

— Yo no bailo, Stan.— Y se recostó del espaldar de su asiento, negándose a acompañar al mayor.

— Tu no bailabas, Elizabeth. Pero ahora lo harás.

— Que te hace pensar que— Y antes de que pudiera seguir protestando, ya estaba siendo arrastrada por Sebastian a mitad de la pista, donde una vez ahí, la tomó por la cintura y la pegó suavemente a él.

— ¿Decías?— Elizabeth lo volvió a mirar mal, pero, sin poder, o quizás querer, hacer algo más, juntó sus manos detrás del cuello de Stan. Se juntaron más y, cansada de la situación donde se encontraba, recargó la cabeza en el pecho de Sebastian, que la sujetó más firmemente.

Por un rato se quedaron así, sintiéndose los único en el local. Sus cuerpos se movían en un sinfonía compartida y la música de fondo los acompañaba.

— No merces estar triste.— Elizabeth sonrió aún en el pecho ageno.— Tienes demasiado brillo como para que un imbécil intente apagarlo.

— ¿Eso crees?— Sebastian la pegó aún más a él, en un tipo de abrazo.

— Creo muchísimo más, cariño. Pero aquí eso no importa. Lo que importa es la verdad y la verdad es que eres muy tú cómo para que alguien intente cambiarte o te haga cambiar.

— Si no supiera que aún no has superado a esa persona desconocida, pensaría que me estás coqueteando.— Rió por lo bajo, sin embargo, Stan dejó de moverse y se separó un tanto, haciendo que sus rostros se vieran a centímetros del otro.  Sebastian sonrió, cómplice de algo que a Elizabeth le estaba costando entender. Pero cuando cayó en cuenta de cómo los dos se encontraban y como Stan la tomaba de la cintura, entendió, recordando la mirada de hace un rato.

— Oh...

_________________________________________

Espero les haya gustado.
Es un tanto diferente a los que he andado haciendo últimamente.
Si pueden votar y comentar para así saber si les gusta, se los agradecería mucho.
Los quiero, cuídense.
TDG.

Sebastian Stan One ShotsOnde as histórias ganham vida. Descobre agora