Pecado

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Advertencia:

Contenido sexual: Si [10%]

Consumo de drogas/alcohol: No

Violencia: No.

Canción: I see red [Everybody loves an outlaw]

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— Te debería pedir perdón.— Su voz ronca que chocaba contra mi oído me tomó por sorpresa. Antes de siquiera poder responder al susto, sus manos grandes se acomodaron en mi cintura. Respiré hondo, intentando ignorar la sensación que comenzó a quemar mi cuerpo.

— Sebastian...— Una advertencia, quizás más para mí que para él. Una línea ligera que marcaba lo correcto y lo delirante y que ahora, estábamos rozando.

— Te debería pedir perdón por no atreverme a besarte delante de todos.— La mención de los demás hizo que cayera un poco más en la realidad, volviendo a saber que aunque estábamos solos, la parte de afuera de la casa no era un lugar discreto.

— Detente.— Sus manos inmediatamente ajustaron su agarre y acercándome más a él al punto de dejarme sin respiración, resopló desafiante.

— ¿O qué?— Mi corazón comenzó a latir rápidamente cuando sentí sus labios en mi cuello, tuve que recostarme de su cuerpo para no caer. Sentí como sonrió todavía en mi hombro.— No me tientes.— Quería insultarlo, por engreído, por provocador y por estar tremendamente bueno.

— ¿Sebastian?— Mi cuerpo reaccionó por inercia y de un solo golpe estaba casi que a tres metros de Stan, respirando con dificultad y sintiendo las venas de mis muñecas querer explotar. Chase apareció en nuestro campo de visión y aunque intenté parecer lo más normal posible, todavía sentía que en
cualquier momento mis piernas fallarían.— Oh, estás tú aquí también loca, así mejor.— Por lo menos no hizo como si supiera que estaba pasando hace 5 segundos.— Ya van a bailar todos, deberían venir, preguntan por ustedes.

— Oh, es verdad ¿Vamos?— Realmente me comencé a preguntar si es que Sebastian estaba solamente jugando o si es que era tan buen actor que se veía más relajado que gato de vieja. Se relamió los labios y me sonrió, haciéndome entender que era más bastardo de lo que pensaba.

— Claro, los alcanzo en unos minutos.— Ví que su mirada por un momento fue confusa y esta vez yo sonreí. Chase asintió y Sebastián tuvo que acompañarlo. Pues si quería jugar, yo también lo haría.

Le escribí un mensaje a Matt para que me viniera a buscar y entrar a la pista juntos. Una vez llegó le expliqué rápidamente mi jugada y él riéndose y negando con la cabeza aceptó, sin cuestionar porque seguía en esta situación con Stan.

Entrando al salón bastante grande como para poder aguantar a más de 100 personas, Matt tomó mi mano guiándonos por entre la gente, que al ritmo de la música demasiado alta bailaban entre las luces de la fiesta. Por un momento quise olvidarme de los ojos azules que me robaban el sueño y en un intento por disfrutar del momento sin tener que estar sufriendo un ataque cardíaco cada vez que lo veía, empecé a bailar con Matthew. Talvez muy pegados, talvez muy despacio, talvez muy descaradamente.

Bailamos un par de canciones, saludando a las personas con las cuales nos topamos, extrañamente sin toparnos con cierto castaño. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, sentí una pequeña incomodidad, cómo alguien viéndonos, viéndome.

Matt me giró, quedando su pecho en mi espalda y antes de poder reírme de lo desastroso del momento, por entre la gente divisé unos ojos azules mirándome sin discreción alguna. Cuando las personas que ocupaban mi campo de visión se fueron dispersando, me quedó la vista clara de un hombre en traje de gala sentado en un sofá con los brazos estirados en la cabecera de este y con las piernas un tanto abiertas, imagen que quizás causó una conmoción hormonal en mi. Tenía la cara un tanto inclinada hacia arriba, desafiante. La mandíbula la tenía apretada al punto de marcarsele y los ojos analizando y atravesando mi piel, por algún motivo me hacían sentir en algún tipo de problema.

— Ouh, tengo que irme.— El pánico se esparció en mi cuerpo cuando sentí a Matt deshacerse del agarre. Me giré a verlo, buscando ayuda.— Lo siento corazón, pero mi mamá me está llamando.— Y así sin más me dejó en medio de la pista, aturdida y sintiendo la mirada de Sebastian consumirme.

Volví a girarme y esta vez Sebastián sonreía, rebosando lujuria de su mirada. Me sentía como una cría ante su depredador, asechada y aunque no lo quisiera admitir, exitada. Las luces del lugar jugaron en mi contra y cuando todo se tornó rojo pude ver cómo Stan se mordía el labio, las sombras siendo cómplice de su juego. Me sentía agobiada y cuando vi que se estaba parando, sin dejar de mirarme, entré en pánico, di la vuelta y comencé a huir como la cobarde que soy.

El corazón me latía cada vez más rápido a medida que pasaba a cada persona y al girar hacia atrás y no ver al castaño seguirme, me sentí más alarmada. Seguí caminando, intentando no pararle a la canción que comenzaba a sonar. Una vez pude estar fuera nuevamente, me di cuenta que el lugar estaba solo y un tanto oscuro ya que todos estaban adentro. Respiré intentando calmarme, decidí que era hora de marcharme, de lo contrario, todo terminaría mal. Di un par de pasos de espalda sintiendo antes de poder voltearme como mi pecho chocaba contra alguien. Tragué saliva.

— Veo que intentas escapar, niña.— Cerré los ojos oliendo el letal aroma a Dolce & Gabbana que emanaba su cuerpo. Sentí su ligero movimiento hasta sentir su áspera barba rozar mi mejilla.— Que pena que siempre se me hace fácil encontrarte. — Su manos volvieron a moverse rápidamente y en fracciones de segundos me encontraba pegada a una pared, con una de sus manos en mi nuca y la otra en la superficie, acorralandome. Su cercanía estaba llevándome a un abismo.— Me gusta jugar, niña, pero no tolero verte en las manos de otro. Y aunque sé que no eres mía, me encantaría que me dieras la oportunidad de cambiar eso por una noche.— Rozando mis labios habló y por un momento, mandé todo a la mierda.

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¿Que tal? Espero les haya gustado. (¿Segunda parte?)

TDG.

Sebastian Stan One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora