Mejores Amigos

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4/6

Advertencia:

Contenido sexual: No.

Consumo de drogas/alcohol: No

Violencia: No.

Canción: Cualquiera lenta y con un bajo fuerte.

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La noche cada vez estaba más presente y la música fuerte del cuarto de Elizabeth se mezcló con el ruido de la cocina cuando abrió la puerta para bajar y buscar algo en la sala. Al llegar, su mamá estaba entre viendo la novela en la sala y cocinando.

- Mamá, te he dicho que sería mejor si pusiéramos un televisor en la cocina.- La señora pegó un brinco por el repentino comentario y mirado mal a su hija por el susto, fue a la cocina.

- Jumm, deberías dejar de aparecer como un fantasma. Igualmente, tu papá tiene que llegar para poder hacer todo.- Elizabeth asintió dándole la razón. A su padre le gustaba hacer todo él, aunque la mayoría de cosas no le salieran bien.- ¿No te quedas a cenar?

- Nou, me voy dentro de una hora, ahora voy a vestirme y eso.- La mujer asintió, siguiendo en lo suyo.

- No regreses muy tarde.- La menor asintió, yendo a las escaleras para terminar de arreglarse en su cuarto.

Cuando iba a subir, la voz de su madre la frenó.

- ¡Eli! ¡Se me olvidó decirte que Sebastian viene! ¿Qué le digo?- Gruñó por lo bajo, no veía a Sebastian desde hace una semana, cuando todo pasó y aunque lo extrañaba seguido, no hizo nada para aclarar las cosas. Él había ido un par de veces a su casa, en ninguna ella estaba presente y cuando su madre le preguntó, simplemente dijo que estaba muy ocupada.- Y antes que preguntes, viene a cenar.

- Pués él sabe dónde encontrarme.- Y llegó a su habitación, aumentando el volumen de la canción.

Había pasado un rato cuando tocaron el timbre, Elizabeth no escuchó y siguió bailando aún alistándose. Estaba concentrada buscando algo entre sus gavetas cuando aquélla voz la sorprendió.

- Está en la tercera a la derecha.- Cerró los ojos respirando profundamente y buscó en el lugar indicado, efectivamente estaban allí sus pulseras.

No se giró ni respondió, y se obligó a no mirar a Sebastian através del espejo cuando terminaba de acomodarse.

- ¿A dónde vas?- Su voz sonaba entre apagada y demandante.

- ¿Te importa?- ¿Se iba diciendo todo lo que dijo y creía poder volver a mandar? Elizabeth se negó a responderle bien.

- Sabes que sí.- Ésta vez sonaba indignado, pero seguía extremadamente serio.

Terminó de ponerse las pulseras y en un impulso vio más allá del espejo, al marco de la puerta donde Sebastian estaba recostado. Estaba más formal de lo normal, llevaba una camisa azul, manga larga, los dos primeros botones desabrochados, dejando ver un poco de piel. Los pantalones oscuros se amoldaban a su piernas a la perfección y los botines pulidos le daban un toque mayor. En la mano derecha un reloj negro y en la otra sus típicas pulseras. No quiso mirar su rostro, pero cuando se topó con aquella barba de algunas semanas no pudo resistir a cruzar miradas. Rápidamente la apartó, tomando su abrigo.

Sebastian Stan One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora