Job

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Advertencia:

Contenido sexual: Si.

Consumo de drogas/alcohol: No.

Violencia: No.

3/3

Canción: Secrete/Sex and candy [Maroon 5]
Si las pueden escuchar una después de la otra, es mejor.

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Stan sabía cómo hacer su trabajo, tocaba cada parte de su intimidad que la estremecía y sabía de antemano que haber puesto la temperatura de la habitación tan baja, hacia que toda la piel ajena se mantuvierse erizada.

Por su parte, él cada vez estaba más duro. No había tocado su erección porque, aunque le diera rabia el necesitar tanto el toque de las otras manos, sabía que su antojo mayor era que ella se encargara de eso, de la misma forma que lo hizo esa tarde y de mil maneras más.

Le encantaba el momento, cada sonido que ambos cuerpos emitían hacía que se enamorara más, de su piel, de sus curvas, de su totalidad. No dejaba de pasear sus dedos por las piernas, el abdomen y los pechos de la mujer encima de su escritorio y cada vez que saboreaba y escuchaba lo que ella sentía, tenía más necesidad de entrar, fuerte y ansioso.

Volvió a sentir como mientras la sujetaba,  Kiera llegó por segunda vez a su éxtasis, liberandose todavía él entre sus piernas. Terminó de lamer y disgutarla para luego levantarse y comenzar, despacio, a quitarse la correa, como si nada hubiera pasado.

Kiera tenía la respiración aún más agitada que antes, su cuerpo seguía teniendo pequeños espasmos e intentaba volver a tranquilizarse. Creyó poder hacerlo, levantando un poco la cabeza, entre abriendo la boca instintivamente ante ver a su novio hacerle toda una escena mientras cada vez menos tela cubría su cuerpo.

Y ahí se había ido la poca estabilidad que intentó recuperar.

Sebastian empezó quitándose la camisa, mirando sus botones y desabrochandolos cuidadosamente con los dedos. Por tener la cabeza inclinada, unos cuantos mechones de cabello caían rebeldes, volviendo la escena más descuida. Terminó de desabrochar y comenzó a quitarse la camisa, sus abdominales contrayéndose, haciendo que la menor soltara un ligero gemido deseando cada parte del torso trabajado de Stan. Este sonrió divertido, mirando por sobre sus pestañas a la castaña que le devolvía la mirada con lujuria rebosando de sus pupilas.

Siguió con su juego, dejando caer la prenda superior, llevando sus manos de nuevo al cinturón, terminando de quitárselo, sin prisa. Sus dedos juguetiaron un poco con la cremallera del pantalón de vestir y cuando escuchó la respiración pesada de Kiera, volvió a sonreír, bajándose la última prenda antes de quedar semidesnudo.

La muchacha tomó la oportunidad para detallarlo aún más, sintiendo como el deseo volvía a esparcirse por su cuerpo. Sebastian era alto, unos cuantos centímetros más que ella. Su cabello brilla amarillo por la luz de la habitación y su mandíbula se pronunciaba más de lo normal. Su pecho era fuerte, marcado al igual que su abdomen. No se había rasurado en unos días, haciendo que se viera tal como a ella le gustaba. Y dentro de su última prenda, increíblemente grande, su intimidad estaba erecta, sin poder esperar más para ser liberada.

Sebastian Stan One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora