— Lo sé, bastante para ser exactos.— Una enorme sonrisa se forma en su rostro. Después, su vista se fija en mí, mientras comienza a observarme sin descaro alguno, de pies a cabeza.— ¡Mierda! ¿Ella— ? ¿Ella es, Zoe?

Su rostro claramente muestra una expresión de sorpresa al verme. La última vez que lo vi, fue cuando apenas comenzaba a salir con Damon. Hace más de dos años.

— Sí hermano, es Zoe.—  La mano de Damon se sostiene en mi cintura atrayéndome a él. Paul sigue observándome, casi como si no pudiera creerlo. Tal vez y por la reputación de Damon, de no saber estar con una chica por más de unos cuantos.

—Sigo sin poder creerlo. Ésta vez te tomaste en serio las cosas, ¿Eh? — Dice con cierta burla en sus palabras.

Ambos ríen, mientras yo lo me veo obligada a forzar una sonrisa al igual que ellos, aunque estoy segura que fue más bien, una mueca y no me importa. Minutos más tarde, deciden ir al patio trasero de la casa, dejándome sola en la sala de estar. Y sin más que hacer o decir, los espero sentada.

Conforme pasa el tiempo, puedo notar mis ojos pesar cada vez más. Me siento bastante agotada, lo único que deseo es irme a casa ahora y dormir. Miro el reloj en la pantalla de mi celular 12:57 de la madrugada. Ya ha pasado más de una hora que Damon se fue y no he vuelto a verlo.

No muy convencida, me levanto del sillón para ir a buscarlo. Me acerco a la puerta corrediza que da al jardín y entre la multitud, comienzo a caminar. Entre empujones y uno que otro golpe con el codo, logro verlo cerca de un asadero junto a varias personas. Una vez estando allí, veo como una chica sostiene su mano en la pierna de Damon, mientras acaricia lentamente de arriba abajo.

— Damon — Me armo de valor y lo llamo. La atención de él y las demás personas a su lado, se posa en mí. Aclaro mi garganta por lo bajo y continúo. — ¿Podemos irnos?— Pido, tratando de sonar fuerte y firme, para que logre escucharme entre todo el alboroto.

Todos siguen observándome, pero en absoluto me importa. Mi mirada sólo se fija en Damon. Noto que su mandíbula se ha tensado con una expresión diferente, la cual hace que sus cejas se contraigan. La cagaste, Zoe. Me recuerda una tenue voz, en mi mente.

Se levanta y camina torpemente hacia mí, haciéndome dar cuenta de lo borracho que está. Una vez frente a mí, miro a sus ojos y puedo notar en estos sus pupilas dilatadas, mientras que un rojo color, pinta la parte blanca de éste. ¡Genial! Aparte de ebrio, está drogado... para variar.

— ¿Qué dijiste?— Exige saber. Su voz es severa, mostrando ese tono fuerte y golpeado.

— Q-qué — Aclaro nuevamente mi garganta, para hablar.—  quiero irme.

Una hipócrita sonrisa se forma en sus labios, burlándose de mí. Eso está más claro que el agua. — No me voy a ir de aquí, mi amor. Si tú te quieres largar, adelante.—  Su cálido aliento golpea sobre mí. Vuelvo a tragar saliva y él toma oportunidad para darse la vuelta, regresando a donde estaba antes. Me quedo unos segundos donde mismo, mientras que Damon y sus amigos, continúan como si nada ocurriera. Me detengo a pensar las cosas y pienso que lo mejor es irme de aquí.

Camino fuera de la casa, pasando entre toda esta gente alcoholizada y drogada. Una vez fuera, sigo mi paso, buscando algún lugar o parada donde pueda tomar algún taxi y así, irme a casa. Justo cuando estoy a punto de doblar a la esquina, toman mi brazo jalándolo levemente. Volteo y me encuentro con Paul, al cual, se le nota la respiración entrecortada, lo cual me indica que ha llegado a mí corriendo.

— ¿Paul?— Frunzo mi ceño, al notarlo aquí... conmigo.

— Lo siento, pero cuando me di cuenta que Damon había actuado de esa manera contigo, no dudé más y decidí llevarte a tu casa.— Informa tratando de recuperar el aire perdido. Su respuesta me deja un poco confundida, pero realmente no lo necesito.

Protect Me ; Harry Styles • EDITANDO • Where stories live. Discover now