El Arte De Ser Amado (Amores que curan #2)

Extra |4

BLAKE.

Dos años después.

Hoy había sido un día algo pesado y denso para mí, o al menos eso era algo que me decía constantemente cada semana, y la verdad no era como si pudiese quejarme por no querer pasar más de dos horas en la oficina, últimamente me había dado cuenta de que ser un empresario multimillonario no era algo que me fascinaba y me llenaba totalmente. Podía decir fielmente que todo aquello ya era secundario, al menos si tenía que compararlo con el hecho de poderme quedar en casa todo el día junto a mi familia...

—Eres el dueño del ochenta por ciento de la compañía Blake, puedes hacer lo que quieras, no entiendo porque sigues amargándote la existencia —Dijo mi socio tranquilamente, sus ojos grises estaban cansados y un poco apagados, sin embargo, él tenía razón, yo simplemente podía delegar mi puesto de la compañía y por un tiempo poner a alguien apto para remplazarme, algo así como un descanso indefinido para poder centrarme y pasar más tiempo con quienes amaba...

—Quizás tengas razón —Dije entre dientes mientras me ponía de pie y alisaba mi costoso traje, odiaba la idea de que se arrugara de más, pero aun así, mientras observaba distraídamente la tela de marca y me adentraba en mis pensamientos, me era totalmente imposible el no pensar en mi padre, el maldito hombre que me había dado la vida y el cual aún detestaba con todo mi ser, estaba seguro de que jamás podría perdonarlo realmente, no cuando el me había hecho tantas cosas y sobre todo, le había hecho tanto a mi pequeña e inocente hermana menor, Isabella.

"¿Vas a darte un descanso? ¿Desde cuándo eres un insignificante débil? ¿Vas a cambiar el dinero por una familia?"

Estaba super seguro de que, si mi padre se llegaba a enterar de mi idea de tomarme un descanso, se pondría como loco a insultarme — No es como que me importe—Pero es necesario decir que, a pesar de los años y de que ya no estaba presente como tal en la vida de mi hermana y en la mía, nuestro jodido padre seguía teniendo alguna clase de poder sobre nosotros.

—Me voy ya —Dije finalmente pudiendo salir del bloqueo mental que tenía —¿Vas a quedarte aquí solo? —Le pregunté a mi amigo, él asintió sin levantar la mirada de sus papeles, y entendí que simplemente quería estar solo, así que sin más que un vasto adiós, abandoné la oficina con prisa, queriendo solamente llegar a casa junto a mi chica y recompensarla por haber estado más de ocho horas ausente.

Después de dos años siendo padre, para mi todo aquel proceso era un aprendizaje, de verdad que sí, era el jodido padre más feliz del mundo, pero entonces era cierto que seguía aprendiendo como actuar y como ser un buen ejemplo, dentro de mí seguía ese constante miedo de arruinarlo todo y ganarme el odio de mi familia, no quería ser como mi padre, aquello era mi terror más grande, e incluso Tanía lo sabía, ella siempre trataba de recordarme que estaba haciéndolo todo genial, me decía cada día que era un maravilloso papá, que tenía todo lo necesario, tiempo, paciencia, firmeza y sobre todo, amor—Lo del tiempo lo tenía en duda, era cierto que estaba siempre ahí, pero quería estar más tiempo, no quería tener que irme en las mañanas y volver en las tardes—La cuestión es que Tanía era mi salvavidas, ella siempre buscaba hacerme sentir bien, pero la verdad, era que lo único que yo podía hacer era verla a ella y agradecer su amor, su bondad y sobre todo su existencia. ¿Qué haría yo sin Tanía?

Estaba seguro de que si nunca la hubiera conocido a ella, nunca habría asentado mi cabeza con otra mujer, ella era simplemente todo y no podía haber un final, cada día, cuando la veía interactuar como una madre amorosa y paciente, no podía evitar adorarla un poco más, el ser una excelente madre era algo super normal para ella, era casi un talento innato y cada día estaba perfeccionándolo más y más, y en aquellos dos años que habían transcurrido, nunca pero nunca me había arrepentido de mi estilo de vida ni en un solo instante.