El Arte De Ser Amado (Amores que curan #2)

Capitulo 55

Había experimentando mil veces la sensación de miedo.
Pero aquello, esto, no era miedo, era algo más pesado y filoso; era terror.
Yo estaba apunto de vivir una verdadera historia de terror.
Y así comenzaba...

Realmente tengo que admitir que mi temperamento últimamente era una mierda, lo sabía, pero siento sincera ¿quien podría culparme? Mi vida no estaba bien y no lo estaría en un tiempo y hora muy cercanas, tampoco se me podía acusar por actuar como actuaba con Blake, él se merecía todo el dolor e ira que tuviera hacia él, después de todo, ya le había perdonado mucho, estupidez mía.

Pero cuando fui con él no pensé realmente la situación, solo temí por su vida, porque William era un enfermo al cual se le debía temer, así de fácil, pero entonces todo había estado bien y yo había aprovechado para sacar mi furia afuera y dejar sentir mi dolor, siendo sincera, había esperado todo, ya saben, gritarle a Blake y que después él fuera un estúpido arrogante y también me gritara, incluso tratara de hacerme entender el porqué de sus acciones, eso es justo lo que hacen las personas egoísta como él.

Pero justo después de que le hablé de su carta y de lo ridícula que era, los ojos de Blake me miraron de una manera que casi me desgarró y no entendí porque era yo la culpable si él había roto todo, pero ahí estaba, sintiéndome miserable. Él había dicho que se había abierto a mi, pero no era lo que yo había visto, lo que había sentido y por eso era mi ira, porque había esperado más de él, siempre lo hacía.

Y ese ere mi más grande error.

"Vete"

Había dicho Blake haciéndome sentir culpable, haciendo que mi corazón se volviera a fracturar como si ya no estuviera así desde hacía mucho tiempo, pero traté de no darle importancia, Blake Gibson no merecía mi importancia, Blake Gibson no me importaba, ya no.

Salí de la habitación de Blake sintiendo aquel ya tan grato y conocido nudo de dolor en mi garganta - Grato porque ya me había acostumbrado a el- No dije nada más porque era obvio que lloraría y ni loca le demostraría dolor, ya no, bajé las escaleras del lugar de dos en dos, pensando en encontrar a mi gata y marcharme de ese lugar, cuando de repente las luces de la gran y majestuosa casa campestre comenzaron a titilar y en un dos por tres, se escuchó una explosión y todo fue oscuridad.

Grité llena de terror, porque si, lo que estaba sintiendo en aquel momento no era mas que terror puro.

Ya había llegado a la parte baja de las escaleras cuando todo se volvió negro, ni había forma de que volviera a subir las escaleras en semejante oscuridad, no sin romperme el cuello, ademas mis piernas estaban temblando, incluso mis mano, pero a pesar de todo, yo solo podía pensar en una cosa, o mejor dicho, en una persona.

William.

¿Todo esto no podía ser una coincidencia verdad?
No, no podía serlo.
Me quedé un momento quieta tratando de escuchar algo aparte de mis jadeos de terror, pude escuchar pasos en la parte alta de la casa antes de escuchar la voz de Blake.

-¿Tanía? - Su voz fue suave y tranquilizadora en medio de todo aquella penumbra, pero aún así no puede verlo, estaba por llamarlo, cuando escuché estallido de vidrios y no pude evitar acallar otro grito que salió de mi - ¡Tanía escóndete! - Escuché que decía Blake desde algún lugar de la parte alta de la casa, pero yo seguía aterrada tratando de ver alguna cosa que me dijera donde estaba él, justo iba a subir las escaleras, cuando escuché una puerta cercana, quizás la de la cocina o la del patio, siendo abierta suavemente y después unos pasos sobre cristal, alguien estaba entrando a casa de Blake.

En ese momento la adrenalina se adueñó de todo mi ser, en menos de un segundo, me encontraba corriendo, me alejé lo más rápido que pude de las escaleras y corrí por uno de los tantos pasillos de la gran casa, en total oscuridad, no supe  que puerta abrir primero, si la izquierda o la derecha, tampoco sé si baje alguna escaleras más hacia algún sótano, o si entre a un desván, solo sé que el miedo era tanto, que no me dejaba ver más allá de él.