Extra |3

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Un año después...

- ¿Puedes dejar de estar molesta conmigo? -Preguntó Blake cuando me acerqué a la mesa con un plato lleno de arroz bañado en salsa negra y champiñones, lo miré mientras depositaba la comida sobre la mesa y le dejé claro con una sola mirada que seguía muy molesta con él.

-Oh vamos corazón... ¿Solo vas a culparme a mí? -Preguntó él sonriendo un poco y eso me molestó aún más, odiaba que se riera cuando yo estaba molesta, normalmente su risa me hacía sentir mejor y la verdad era que no me quería sentir mejor cuando estaba molesta, él lo sabía perfectamente pero aún así seguía con sus risitas.

-Te dije que le quitaras esas temperas Blake, te dije que no dijeras palabras frente a ella, pero aun así me ignoraste y mira ahora todo este desastre -Dije señalando alrededor y mostrándole el piso y las paredes totalmente llenas de témpera azul y verde, y justo para encender aún más mi molestia, salió una de mis gatas -llamada Tyly- totalmente llena de témpera azul - ¿Ves? -Le pregunté y él frunció el ceño tratando de esconder otra sonrisa.

Lo iba a matar.

-Vale lo siento -Dijo levantando las manos en signo de rendición - ¿No le vas a decir nada a ella? -Me preguntó mientras miraba a la pequeña sentada a su lado, ella levantó sus hermosos ojos hacia mí y yo literalmente me derretí de ternura -Ella también es la culpable -Aclaró Blake.

-Tú eres el adulto, así que tú te llevas las consecuencias -Le dije a mi esposo mientras me acercaba a la pequeña criatura que ahora sonreía angelicalmente - ¿Te gustó la sopa? -Le pregunté y ella asintió totalmente feliz.

-A mi también me gustó la sopa -Bromeó Blake queriendo llamar mi atención, pero entonces simplemente lo ignoré - ¡Voy a limpiar todo! -Exclamó -Deja de estar molesta.

-Jo-eer -Dijo la pequeña frente a mí mientras comenzaba a golpear la mesa con sus manitas sucias - ¡Jo-eeer! -Repitió una y otra vez, yo miré de nuevo a Blake, pero entonces él estaba ocupado mirando a su sobrina con atención, no supe si quería reírse o llamarle la atención.

-Me encantaría ver la cara de Ian cuando se entere que le enseñaste a decir una palabrota a Nía -Le dije mirándolo y él se encogió de hombros y siguió comiendo totalmente en silencio.

Estábamos cuidado a Nía desde el día anterior, Isa e Ian habían tenido un viaje previsto para buscar productos al por mayor para sus bares, así que nos habían encargado a la pequeña niña de dos años y medio, la cual era prácticamente un ángel, pero eso era solo cuando estaba feliz... Por que entonces, cuando se enojaba, la cosa se ponía fea, la criatura podía llorar todo el día sin deshidratarse, la verdad era que no estaba exagerando. Me hacía feliz tener a Nía con nosotros, aparte de que Blake amaba a su pequeña sobrina con su vida, tenerla con nosotros nos entretenía un poco más y nos hacía olvidar "el problema" así que eso era al menos algo bueno.

-Jo-eeer -Siguió diciendo Nía feliz, Blake sonrió.

-Déjalo pequeña, no puedes estar diciendo eso todo el tiempo, además no quiero que tu papá me miré con cara de mierda cuando te escuche -Aseguró y yo casi me ahogué con el poquito de jugo que acababa de beber.

- ¡Blake! -Dije llamando su atención.

-M-mierdaaa -Gritó Nía y yo gemí entre molesta y divertida -Jo-eeeer -Siguió ella su canto.

-Vale lo siento -Dijo Blake -No es mi culpa que ella sea un loro y repita literalmente todo lo que yo digo, corazón.

-Limpia todo ese desastre -Le dije al rubio mientras me ponía de pie y me acercaba a Nía, ella me sonrió feliz y mi corazón se volvió a derretir -vamos muñequita, vamos a lavarte esas manos y esa carita, no te dejaré más sola con el idiota de tu tío -Dije besando su regordeta mejilla.

El Arte De Ser Amado (Amores que curan #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora